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La crisis de Haití persiste

La crisis en Haití sigue siendo un desafío complejo con repercusiones regionales. Los recientes eventos subrayan la urgente necesidad de abordar las causas subyacentes y trabajar hacia soluciones sostenibles.
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Filadelfia, PA: Solo en marzo, la principal cárcel de Haití fue atacada por bandas, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU anunciaba una sesión extraordinaria sobre la situación haitiana. Jimmy Cherizier “Barbecue” advirtió sobre un posible genocidio si el primer ministro no renunciaba, y Ariel Henry se vio obligado a viajar a Puerto Rico debido a la situación.

Para los dominicanos, parece que la crisis en Haití es una normalidad persistente. Durante esta década, la violencia ha plagado a Haití, con las bandas controlando cerca del 80% de Puerto Príncipe según estimaciones de la ONU. Esta situación ha provocado una crisis humanitaria, impulsando una migración masiva de haitianos hacia la República Dominicana desde el siglo pasado.

En 2019, la crisis política estalló con protestas masivas en todo el país, provocadas por la corrupción gubernamental, la escasez de alimentos y la mala gestión económica. Esta situación se vio agravada por el terremoto de magnitud 7.2 en 2021, que dejó miles de muertos, heridos y desaparecidos, además de devastar la infraestructura del país. El asesinato del expresidente Jovenel Moise en 2021 dejó un vacío de poder, planteando dudas sobre la capacidad del estado para enfrentar a las bandas.

La situación actual refleja un estado fallido en Haití, donde el factor histórico entre las naciones vecinas ya no es relevante en el debate sobre seguridad nacional y relaciones bilaterales. Los haitianos, seres humanos en busca de una mejor calidad de vida, ven en la República Dominicana el destino más cercano para cumplir sus deseos de supervivencia.

La frontera entre la República Dominicana y Haití es una de las más transitadas del Caribe. Las diferencias económicas y sociales entre ambos países han generado flujos migratorios significativos, lo que ha llevado a tensiones relacionadas con la inmigración irregular y la gestión fronteriza. La construcción del canal de riego en la comunidad de Juana Méndez en Haití ha generado nuevas expectativas, mientras que el estado dominicano reitera el cierre de la frontera. A medida que avanza marzo, la incertidumbre persiste, y parece que aún hay mucho por venir.

La crisis en Haití sigue siendo un desafío complejo con repercusiones regionales. Los recientes eventos subrayan la urgente necesidad de abordar las causas subyacentes y trabajar hacia soluciones sostenibles. Es crucial que la comunidad internacional y los actores regionales se unan para apoyar a Haití en su búsqueda de estabilidad y desarrollo, pero hemos pedido eso desde hace tiempo, la República Dominicana tiene que protegerse de cualquier amenaza hacia la seguridad nacional y todos los ciudadanos dominicanos.

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