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Jesús Cuevas y su presunto homicida fueron compañeros de trabajo

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Jesús Cuevas y su presunto homicida, Francisco Javier García Quezada (Anthony), fueron compañeros de trabajo y este último fue cancelado hace unos cinco meses. Así lo reveló Ariel Cuevas, hermano del joven que fue hallado descuartizado dentro de un tanque, en una vivienda ubicada en el kilómetro 7 de la autopista Sánchez.

En conversación con Diario Libre, dijo que se enteró que su hermano le había “hecho un préstamo de buena fe” debido a que García Quezada llevaba cinco meses desempleado.

“Quien me lo dijo fue una persona que trabajaba con él también”, enfatizó al apuntar que no tenía más detalles.

Trabajaba para sus padres

Ariel dijo que el principal objetivo laboral de Jesús, el mayor de cuatro hermanos, era trabajar y tener mucho dinero para que sus padres no tuvieran que preocuparse por nada.

“Le fueron arrebatados sus sueños, él era muy familiar”, se lamentó.

“No he asimilado el golpe”

Aunque dijo que esperaba lo peor desde el primer momento en que desapareció su hermano, confesó que aún no ha podido asimilar el golpe.

“Cuando miro a mi alrededor y veo a los demás llorando es que siento que me afecta. Creo que necesitaré un sicólogo porque soy de las personas que guarda todo”, expresó.

Sobre sus padres, indicó que están devastados: “Mi papá está llorando mucho, desde hace como 19 años no lo había visto llorando”.

Resalta debilidad de las autoridades

Ariel entiende que existe debilidad en las autoridades cuando se trata de personas desaparecidas. Cree inconcebible que los fiscales no laboren los fines de semana y que haya que esperar al lunes para emitir una orden de revisión de cámaras de seguridad.

“El tiempo es esencial, deben fortalecer los departamentos de Investigación, que pongan muchos más departamentos de Investigación en más regiones porque no es justo que haya un solo en Santo Domingo para tantas personas que hay desaparecidas, por lo menos se desaparecen dos diarias”, destacó.

Ayer,  García Quezada fue detenido en su vivienda por las autoridades, a quienes confesó el crimen y mostró dónde estaba el cadáver.

El confeso matador de Cuevas convivió durante semanas junto a su hijo de tres años de edad en la residencia que guardaba el cadáver descuartizado, dento de un tanque plástico tapado con funda negra.

Mientras los restos del joven reportado desaparecido el 6 de octubre se descomponía y el mal olor inquietaba a los vecinos, el hombre de 32 años hacía su vida de manera normal en su apartamento del tercer piso, donde residía junto al niño, desde que quedó a su cuidado cuando se separó de su esposa hace más de un año.

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