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El gran despido y la gran renuncia convulsionan el mercado laboral

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Con la llegada de “El Gran Despido”, que sigue a “La Gran Renuncia”, los empleadores y los empleados se ven con un cambio extraordinario en el mercado laboral.

Vamos por partes:

Primero llegó la Gran Renuncia:

La pandemia: Llevó a mucha gente a trabajar desde casa, a ver la vida con otros ojos, a considerar que lo que vivían antes no era vida. Las ayudas de los gobiernos hicieron que muchos trabajos fueran menos remunerados que quedarse en casa. Quizá haciendo algo como independiente y completando con lo que enviaba Papá Estado se tenían las necesidades cubiertas. ¿Terminarán las ayudas? Sí, y te explico al final lo que pienso que pudiera pasar.

Los más jóvenes: Muchos nacidos en la clase media reciben una vida en la casa de los padres que no se pueden comprar con lo que se gana al salir de la universidad. Padres que no saben enseñar que hay un camino por hacer, que ellos no llegaron a su posición de la noche a la mañana, apoyan de una u otra manera a esa masa que decidió renunciar y quedarse en casa, en lugar de estar yendo al trabajo todos los días. Esto, junto al inmediatismo que vivimos, llevó a muchos a decidir no trabajar, ni siquiera buscar un empleo.

Ahora está llegando el Gran Despido:

Se acaban los incentivos: Ya muchos gobiernos, por una razón u otra, tienen que dejar de dar incentivos a las personas y a las empresas. El dinero no alcanza al gobierno, y las empresas que en bonanza contrataron como si esa situación fuera real y duradera, tienen que reducir sus plantillas.

La inflación nos arroya: El dinero que inundó el comercio provocó una inflación sin fecha de caducidad. Las personas compran menos porque el dinero no alcanza, las empresas tienen menos ingresos. Se produce menos porque no se vende igual. El personal sale sobrando y hay que reducir costos.

Los que renunciaron para vivir del estado o de los padres verán reducido sus ingresos y calidad de vida. Saldrán a buscar empleos, pero ahora que se reducen las plantillas hay más competencia. Problema por partida doble.

Dicho sea de paso, debido a que las estadísticas muestran como desempleados solo a los que buscan empleos activamente, los habitantes de la gran renuncia no aparecían como desempleados. En muchos países esta es una de las principales razones del bajo desempleo.

Las empresas se darán cuenta que pueden terminar cambiando la parte no indispensable de su plantilla por personal más económico o mejor preparado. En ocasiones, los dos factores al mismo tiempo.

Solo teniendo mayor proactividad se podrá mantener o conseguir un empleo.

El que tiene empleo debe defenderlo aportando más. Y no más tiempo, sino más valor. Hagamos que la empresa gane más, así todos ganamos. Muchas pequeñas y medianas empresas necesitarán innovar al máximo para sobrevivir.

El que desee un nuevo empleo tiene que hacerlo de manera asertiva. No puede enviar a todos lados un CV. Tiene que apuntar al objetivo. Una carta mostrando su aporte a un puesto específico. Prepararse para aportar a la empresa. Conocimiento útil es lo que hoy necesitan las empresas, no un título con excelentes notas.

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