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Siendo inocente pasó 17 años en la cárcel acusado de matar a sus padres

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Una mañana de primer día de colegio, Marty Tankleff, un adolescente estadounidense de 17 años, se despertó y encontró a su mamá muerta y a su papá desangrándose en su oficina.
El joven hizo lo que cualquier persona sensata hubiera hecho en su situación: llamó al 911.

“No hay manera de describir el momento porque lo que me pasó a mí es algo por lo que nadie debería pasar», dijo Tankleff al programa Outlook de la BBC.

Marty nunca se imaginó que luego de esa llamada, él se fuera a convertir en el principal sospechoso de haber asesinado a sus padres, y que pasaría 17 años en la cárcel pagando una pena por un crimen que no cometió.

Encarcelado en 1990 y liberado en 2007 cuado un juzgado revisó su caso y descartó los cargos, Marty Tankleff contó su historia, años después de haber recuperado la libertad y de haber reconstruido parte de su vida.

Marty recuerda que el interrogatorio comenzó como podría esperarse, con preguntas a través de las cuáles los oficiales intentaban obtener detalles de la relación del joven con sus padres, o de quién podría ser un posible sospechoso.

Marty nombró a Jerry Steuerman -un socio de su padre en un negocio de bagels- como la persona que él creía podía estar detrás del crimen.

En una demanda de diciembre de 1988, los representantes de Seymour Tankleff aseguraron que Steuerman le debía casi US$900,000 al padre de Marty.Steuerman había estado en la casa jugando póquer con sus padres y otros invitados hasta entradas las horas de la madrugada.

Pero hubo un punto de inflexión -dice- en el que las preguntas dejaron de ser parte de la investigación, a ser acusatorias».

El investigador principal en el caso de los Tankleff fue el detective James McCready, quien murió en 2015, y que en varias ocasiones discutió el caso con la prensa.

En una entrevista con la cadena estadounidense CBS, McCready describió una de las tácticas que había utilizado durante el interrogatorio.

«Me acerqué a un escritorio, tomé el teléfono y marqué la extensión más cercana a la sala de interrogaciones, me paré y fui a contestar mi propia llamada. Me hice como si estuviera hablando con otro detective», contó el detective.

McCready le describió a CBS que después de colgar la llamada simulada, entró al cuarto de interrogaciones y le mintió a Marty, diciéndole que a su padre lo habían despertado con adrenalina y que él había acusado a su hijo de ser el atacante.

«En EE.UU., se le permite a los interrogadores mentirle a los sospechosos, y eso fue lo que hicieron», cuenta Marty, haciendo un recuento de las mentiras que le dijeron.

«Dijeron que habían encontrado mi cabello en las manos de mi madre, no era cierto. Dijeron que habían llenado a mi papá con adrenalina y que me identificó como la persona que lo atacó, no era verdad.»

Según Marty, la estrategia de los investigadores en su caso se basó en «derrumbar su piso» lo suficiente para que él dijera lo que ellos querían que dijera.

El juicio
Eso quedó demostrado en el juicio, que comenzó dos años después, ante las miradas expectantes de las cámaras.
Una de las pruebas principales que presentó la fiscalía durante el juicio fue un documento, escrito por el detective McCready pero sin la firma de Marty, al que le dieron el peso de una confesión.

Marty dice no recordar bien qué pudo haber dicho durante el interrogatorio, pero asegura que pudo haber dicho cualquier cosa:

«Si tomas a un sospechoso joven, que acaba de vivir algo traumático -lo aislas, lo regañas, abusas de él verbalmente- lo llevas a pensar que solo hay una manera de salir de ese cuarto, y eso requiere decir lo que ellos quieren que diga».

En el juicio también testificó Steuerman, diciendo que había escapado buscando cobrar un seguro de vida que pudiera dejarle a su familia, por el miedo de terminar en la cárcel, debido a que Marty lo había mencionado como sospechoso.

«Yo no hice esto», dijo Steuerman durante el juicio.

Marty fue sentenciado a dos cadenas perpetuas consecutivas, cada una con posibilidad de libertad condicional después de 25 años.

«Lo que recuerdo de ese día -dice Marty- es que me llevaron a la cárcel del condado, y que el empleado en el cuarto de pertenencias me preguntó ‘¿qué haces aquí? no hay manera de que te hayan encontrado culpable’».

Durante su tiempo en prisión, Marty se educó para convertirse en abogado y poder contribuir a su propia defensa.

Además, le escribió a un sinnúmero de fiscales retirados para que revisaran su caso. Así se fueron 14 años.

En 2004, después de recopilar testimonios de casi 20 testigos y nuevas evidencias, la defensa pidió un nuevo juicio. Los abogados consiguieron 20 nuevos testimonios de evidencia física- que volvían a poner el reflector sobre el socio de Seymour Tankleff.

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