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Vendió en US$30 mil el 40% del bono de hijo con 12 años que firmaría en 2026

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En enero de 2026, las imágenes de Diego Frontado sonriente, rodeado de su familia, entrenadores y cercanos, celebrando su firma al profesionalismo por un jugoso bono deben inundar las redes y copar titulares.

Frontado, venezolano, apenas tiene 13 años, pero ya hace dos que genera miles de dólares a su padre, cuando decidió traerlo de Sudamérica a una plataforma más competitiva, y ahora está en el centro de un escándalo.

El 11 de noviembre de 2021, Andrés Frontado, el progenitor de Andrés, lo llevó a una prueba de talentos en el play de Los Trinitarios (SDE). De inmediato, las habilidades del torpedero cautivaron a Harold Diplán y Luis Batista, de la H y L Baseball Academy, que se pusieron de acuerdo para reclutarlo.

El niño, de 12 años, se mudaba al apartamento de Diplán, puesto que las condiciones en la pensión no reunía las condiciones que  Frontado padre quería. Sería entrenado hasta llevarlo a la firma, con alimentación y el resto de gastos cubiertos.

Para sellar el contrato que a los entrenadores les reportaría el 40% del bono cuatro años más tarde hubo que pagarle US$30 mil al padre del chico. La madre, que reside en los Estados Unidos, visitó más de una vez al joven en la academia.

Diplán le sugirió al padre que invirtiera una parte del dinero en un carro para trabajar como conductor de Uber mientras llegaba la fortuna, pero que en un año  se habría esfumado. Se le había facilitó un apartamento.

La fuga

Ahora Diplán denuncia que en octubre pasado, ya con el jugador preacordado con los Cerveceros de Milwaukee, el padre se lo llevó a Venezuela, aprovechando un fin de semana donde salieron a pasear. Recientemente supo que se entrena allí y retomó las negociaciones con el mismo equipo, con montos por debajo de lo planteado  en Quisqueya.

Diplán y su socio, Luis Batista, han comenzado el proceso legal, con reportes a la oficina de la Major League Baseball y han decidido hacerlo público.

«Han pasado muchos casos como estos, pero nadie ha tenido el valor de denunciar por temor a que el equipo cierre las puertas, cualquier cosa. No nos importa, nos falló el equipo y nos fallaron ellos», dice Diplán a DL en referencia a la familia. «Intentamos tener un acercamiento con el padre y nos estaba chantajeando».

El caso plantea otro desafío a la MLB, que afronta una creciente ola de episodios con rompimiento de acuerdos verbales, que se producen cada vez a más temprana edad.

Una problemática que en Grandes Ligas entienden desaparecería con la implementación de un draft internacional, al quitarle sentido a los preacuerdos.

«El padre me mandó (el martes) un mensaje con una persona que quiere negociar para que yo borre (la información de) las redes. Le dije que no hay forma porque yo llegué hasta aquí por lo que me hizo, ahora la presión la tiene él, no yo», dijo Diplán, cuyo programa que opera en Guerra formó a Welbyn Francisca, a quien los Guardians dieron un bono de US$1.4 millones en enero.

En 2017, la filtración de un supuesto acuerdo con Robert Puasón llevó a la MLB a aplicar un castigo a los Bravos de Atlanta, que estarían detrás del torpedero. La liga impidió que los de Georgia firmaran al prospecto, que eventualmente fue reclutado por más de US$5 millones por los Atléticos, en 2019.

La llegada de cientos de venezolanos a entrenarse en la República Dominicana para buscar firmas llevó a que la Dirección General de Migración establecieran un protocolo, que regula su estadía en el país.

Práctica común

Pagar a los padres de promesas de alto valor forma parte del día a día en la competitiva industria de desarrollo de prospectos en America Latina, con epicentro en la República Dominicana.

El monto que se adelanta lo determina el potencial y suele ocurrir que durante el proceso se vendan otros porcentajes para conseguir más dinero, lo que recorta la porción del bono que el joven recibe al firmar.

Papa caliente

El caso con Frontado puede ser largo y complejo. En 2016, los Padres de San Diego firmaron al torpedero dominicano Luis Almánzar por US$4 millones. De inmediato llegaron a los tribunales varias demandas por porcentajes que el padre del jugador había comprometido con entrenadores que superaban el 60% del bono.

No obstante, el jugador cobró el dinero, y hasta se retiró como pelotero en marzo de 2022, pero no se ha producido una sentencia definitiva en los tribunales dominicanos.

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