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Parto humanizado para mejorar la salud y el bienestar de las mujeres y sus bebés en el estado Anzoátegui

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Son las 9:00 am y Roxana, de 24 años, llega al área de servicios maternos del hospital con el rostro completamente contraído de dolor y preocupación. Tiene 40 semanas de embarazo, fuertes contracciones y expectativas sobre dónde y en qué condiciones dará a luz. El médico de guardia la examina y le confirma lo que ella ya intuye: tiene cuatro centímetros de dilatación, ya está en trabajo de parto.

El médico calma sus nervios. Le da la bienvenida al centro de salud y le explica que su parto será tratado de manera respetuosa en todo momento, esto incluye estar informada sobre el proceso y poder estar acompañada por alguna persona de su círculo cercano. Roxana esboza una sonrisa de alivio, respira hondo y pide que la acompañe su madre, Rosa Angélica.

Cuando la enfermera le pide que pase a la sala, Rosa Angélica no comprende muy bien qué sucede. Es su primer nieto y está nerviosa. Nunca había escuchado que las madres pudiesen acompañar a sus hijas al momento de dar a luz. Entra a la sala y durante las próximas cinco horas, acompaña con amor y sororidad a su hija Roxana. Acaricia sus manos, besa su frente y respira con ella en cada una de las contracciones. De esto se trata el parto respetuoso.

Parto humanizado

El parto humanizado se refiere a la práctica de garantizar que las mujeres tengan un alumbramiento seguro, respetuoso y empoderador. Las mujeres tienen derecho a información completa y precisa sobre el proceso, a decidir cómo quieren que se desarrolle y a recibir atención médica de alta calidad que les permita dar a luz de manera segura y con dignidad.

Desafortunadamente, muchas mujeres en todo el mundo no tienen acceso a atención médica de calidad durante el parto, lo que a menudo resulta en complicaciones graves o incluso en la muerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los días 830 mujeres mueren debido a complicaciones prevenibles relacionadas con el embarazo o el parto.

Además, Venezuela es un país que ha enfrentado graves desafíos económicos y sociales en los últimos años, afectando en el acceso a servicios de salud. En el estado Anzoátegui, ubicado al noreste de la nación, el sistema de salud también ha sido impactado por esta realidad.

En este contexto, la organización médica humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) colabora con el Ministerio para la Salud en varias localidades del país, para promover que las mujeres tengan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva óptimos y a partos respetuosos y de calidad. Es el caso del área de servicios maternos de la Clínica Popular Jesús de Nazareth, ubicada en el municipio Sotillo de Anzoátegui. “Procuramos que todo nuestro equipo promueva las normas y las prácticas de parto humanizado, para mejorar la calidad de la atención de las pacientes que recibimos cada día”, explica Yirlendy Salazar, coordinadora del departamento materno de este centro de salud que atiende partos de bajo riesgo de manera gratuita las 24 horas del día, los siete días de la semana.

Cuando Roxana escucha por primera vez el llanto de su pequeño, se desborda en lágrimas. Su madre también se desborda en lágrimas. Son todas de emoción. El recién nacido se llama Natanael y apenas nace, es llevado al pecho de su madre para garantizar un apego precoz. Pesa 3,5 kilos y mide 52 centímetros. Es un niño fuerte y saludable.

Roxana celebra la atención que recibió del personal médico y el hecho de que se le permitió tomar decisiones informadas sobre su parto. “Me sentí escuchada y respetada”, dice. “Fue un momento muy especial para mí, sentí que estaba en buenas manos”, agrega.

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