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A un año del asesinato de Junior, comunitarios mantienen rechazo a la bodega de donde fue arrastrado

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NUEVA YORK._ A un año del brutal asesinato, cientos de iracundos comunitarios del sector Belmont en El Bronx, mantienen el rechazo a la bodega donde hace un año, 20 de junio 2018, fue brutalmente asesinado el estudiante dominicano de 15 años de edad, Lesandro Guzmán Feliz (Junior), por pandilleros de Los Trinitarios, de los cuales, 5 de 14 acusados, fueron declarados culpables por un jurado el viernes pasado y enfrentan cadena perpetua.

Mientras se preparan los homenajes que recibirá  Junior hoy, los vecinos del área, se niegan a comprar en el establecimiento que tuvo que ser vendido rápidamente por su dueño original, el hondureño Cruz, que mantenía la bodega con nombre de “Cruz Chiky Grocery” en la calle 183 y avenida Belmont, donde Junior entró desesperado a buscar ayuda, para evitar ser asesinado, pero el bodeguero se lo entregó a los pandilleros.

Muchos residentes, afirman que las imágenes que han visto en las que aparecen los matones arrastrando al niño fuera de la bodega, nunca se borrará de sus mentes.

“No importa que la hayan vendido y que tenga un  nuevo dueño, ahí fue donde esos perros asesinaron a Junior”, dijo la ex clienta de la bodega Teresa Pérez.

Ella añadió que nunca más pisará las puertas del negocio “ni para comprar una aguja”.

El bodeguero Modesto Cruz, quien en una conferencia de prensa en el local de la Asociación de Bodegueros de Estados Unidos (ASOBEU), tuvo que huir del vecindario bajo amenazas de que lo lincharían, lloró ante los reporteros, diciendo que él conocía a Junior desde que nació.

“No pude hacer nada, estaba bajo amenazas de muerte de los que lo mataron”, dijo días después del horroroso homicidio a los periodistas.

Pero la comunidad no le cree hasta ahora.

Incluso, el comprador de la bodega, el comerciante dominicano que adquirió la bodega de Cruz, pidió a los padres la autorización para rebautizarla con el nombre de Junior, mientras los comunitarios recogieron más de 121,800 firmas, 42,406 de las cuales se originaron en Nueva York, pidiendo que el Departamento del Consumidor clausurara de por vida, el establecimiento, parte de la escena del crimen.

El rechazo que se mantiene contra la bodega, volvió a manifestarse el viernes, dos horas después que el jurado dio el veredicto contra los cinco pandilleros.

“Este sigue siendo un lugar de mucho dolor y enojo”, dijo Cándida Betances, que estuvo en la celebración del veredicto y puso flores en el mural dedicado a Junior que adorna una de las paredes contiguas a la bodega.

Pero el negocio, que también fue escogido para lanzar la iniciativa “Bodegas Seguras”, con apoyo del estado y la alcaldía, es vigilado las 24 horas por policías.

El nuevo nombre de la siniestra bodega  es “Yayis Deli and Grocery”.

“Hay personas que vienen y están simplemente enojadas”, dijo un empleado a

el sábado. “La gente acaba de entrar y nos dieron miradas desagradables. No hay nada que podamos hacer al respecto”.

La policía mantiene un letrero en el exterior de la bodega que advierte que “TODAS LAS ACTIVIDADES SE REGISTRAN PARA AYUDAR EN LA PROSECUCIÓN DE CUALQUIER CRIMEN COMETIDO CONTRA ESTA PROPIEDAD”.

María Barbosa, de 47 años, dijo que desde el primer día del asesinato de Junior, ella declaró un boicot a la bodega, donde jamás volverá.

“Ahí lo mataron y nunca volveré”, dijo.

 

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