Edificio a punto de colapsar sobre cañada Las 30 mantiene desesperados a los vecinos
El tiempo corre en contra de los residentes del sector Ángeles de Los Peralejos, en el Distrito Nacional, mientras enfrentan el inminente peligro de que un edificio de tres niveles, ubicado en la cañada Las 30, colapse en cualquier momento.
La estructura, situada en el kilómetro 13 de la autopista Duarte, exhibe grietas preocupantes en las columnas que la sostienen, avivadas por las lluvias persistentes.
Vecinos del área expresaron su creciente preocupación, ya que en solo cuatro días, las grietas y la inclinación del edificio han empeorado.
La falta de acción tanto del dueño como de las autoridades agrava el riesgo de una posible tragedia.
Una pregunta resuena entre la comunidad: «¿Dónde está el propietario?».
Nadie tiene una respuesta clara, y algunos afirman no haber visto al supuesto dueño, conocido como Ramírez, en aproximadamente dos años.
Anni Ruiz, fiscalizadora de Aseo Urbano del Ayuntamiento del Distrito Nacional, también presente en el lugar, espera la llegada del propietario para abordar la situación.
Algunos dicen que «hace como dos años» que no ven al propietario del inmueble, conocido supuestamente como Ramírez.
Ruiz explicó que el edificio se construyó sobre un área vulnerable originalmente ocupada por una casa de madera.
El propietario actual rechazó las ofertas del Estado para solucionar el problema, según los residentes.
Además, contratistas de la Corporación Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) aguardan para realizar trabajos en la cañada, pero están detenidos a la espera de instrucciones.
Residentes como Raúl Agramante y Javier Ricardo temen no solo por el colapso del edificio, sino por los efectos devastadores que este podría provocar en la comunidad. Hacen un llamado urgente a las autoridades para evitar una catástrofe, recordando que hace dos años, la misma cañada se cobró la vida de un niño. Las lluvias continuarán debido a una vaguada, y el Gran Santo Domingo se encuentra bajo alerta amarilla, intensificando la urgencia de intervenir.
«Si se tapa esa cañada cuando eso caiga, ahí sí que va a ver problemas», coincidieron, al añadir que se trata de un «problema del mismo Estado que debe llegar a un acuerdo con el dueño para evitar un problema mayor».
En el lugar donde se percibe el pánico de los vecinos, pues el agua producto de las continuas lluvias producidas por una vaguada sigue su agitado curso hacia la cañada que hace esquina con la frágil columna, agrietada y doblada.
Al lado del edificio, que ya no tiene inquilinos, se encuentra uno de igual altura con personas que lo habitan, por lo que el peligro aumenta.
Los residentes temen que con «un solo aguacero más, se caiga el edificio», por lo que hacen un llamado urgente de las autoridades para evitar otra desgracia en el lugar, donde hace dos años la misma cañada acabó con la vida de un niño que fue arrastrado.