El PRM sin Abinader,  la carrera del 2028 frente al desafío de Leonel Fernández

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La política dominicana entró en una fase de reacomodo abrupto tras el anuncio de Luis Abinader de no buscar un tercer mandato en 2028. El presidente, que en mayo de 2024 obtuvo una reelección cómoda con alrededor del 54 % de los votos, dejará un vacío de liderazgo en el Partido Revolucionario Moderno (PRM) que nueve figuras intentan ocupar.

Sin embargo, la ausencia del líder que llevó al partido al poder y lo mantuvo dos períodos consecutivos abre un terreno inestable, donde la unidad y la fortaleza organizativa serán puestas a prueba frente a un adversario experimentado, Leonel Fernández.

En 2024, Fernández se consolidó como la principal figura opositora, con un respaldo que rondó entre el 21 % y el 24 % según las principales encuestadoras, y con una Fuerza del Pueblo (FP) que, aunque solo logró tres escaños en el Senado, fortaleció su presencia nacional. “Leonel ha demostrado que sabe construir estructuras políticas desde la oposición y que es capaz de mantener cohesionada a su base, algo que el PRM tendrá que aprender a hacer en un contexto sin Abinader”, explica el politólogo César Pérez, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

El listado de precandidatos del PRM es tan amplio como diverso. Entre ellos figuran David Collado, actual ministro de Turismo; Carolina Mejía, alcaldesa del Distrito Nacional; Raquel Peña, vicepresidenta de la República; Eduardo “Yayo” Sanz Lovatón, director de Aduanas; Wellington Arnaud, director de INAPA; Tony Peña Guaba, coordinador de Políticas Sociales de la Presidencia; Guido Gómez Mazara, presidente del Consejo Directivo de INDOTEL; Víctor D’Aza, presidente de la Liga Municipal Dominicana (LMD); y Roberto Fulcar, exministro de Educación.

Pese a la cifra de aspirantes, consultores electorales coinciden en que solo tres de ellos tienen opciones reales de imponerse en una convención interna abierta, que son,  Collado, Peña y Mejía, sin descartar la capacidad de Víctor D’Aza y Yayo Sanz Lovatón de incidir en el resultado por su influencia en las estructuras.

La clave estará en el control territorial y la maquinaria interna. Carolina Mejía cuenta con el respaldo histórico de parte de la estructura de su padre, el expresidente Hipólito Mejía, mientras que Víctor D’Aza ejerce un poder considerable desde la Liga Municipal Dominicana, con un entramado de dirigentes locales que podrían movilizar el voto interno.

En el frente mediático, David Collado y Raquel Peña llevan ventaja. Collado se proyecta como un gestor eficiente con logros tangibles en Turismo, sector que ha sido uno de los motores económicos durante la administración de Abinader.

Peña, por su parte, ostenta el prestigio institucional de la vicepresidencia y la cercanía con el presidente, aunque ambos son percibidos por una parte del PRM como “outsiders” sin historia de militancia profunda. La etiqueta de “advenedizo” que algunos dirigentes colocan a Collado podría convertirse en su principal obstáculo interno, del mismo modo que la falta de carisma electoral podría afectar a Peña.

El respaldo del aparato gubernamental saliente es otro factor que no debe subestimarse. Según fuentes cercanas al Palacio Nacional, tanto Peña como Sanz Lovatón cuentan con simpatías en el entorno más próximo a Abinader. La pregunta es si el presidente optará por bendecir a un sucesor o se mantendrá neutral para evitar fracturas. La postura de Abinader será determinante; su palabra todavía tiene peso sobre la militancia y puede inclinar la balanza en una convención interna cerrada.

Más allá de las dinámicas internas, el PRM enfrenta un escenario donde Leonel Fernández llega con un partido cohesionado y una narrativa de experiencia y estabilidad. La FP ha aprovechado los años en oposición para expandir su red provincial y captar sectores desencantados con el oficialismo y del PLD.

Sin embargo, todavía arrastra la debilidad legislativa que mostró en 2024. Si el PRM presenta un candidato sin fortaleza nacional, la elección podría convertirse en una reedición de los escenarios de 2004 o 2012, con un regreso de Leonel a la presidencia.

En este contexto, los analistas ven tres posibles rutas para el oficialismo. La primera es apostar por un candidato de continuidad, como Raquel Peña o Yayo Sanz Lovatón, que garantice la preservación del legado de Abinader, aunque con el riesgo de no generar entusiasmo electoral.

La segunda, promover una figura con alto reconocimiento público y perfil de gestión, como David Collado, capaz de atraer voto independiente pero con el reto de integrar a la base perremeísta histórica.

La tercera, apostar por una candidatura con fuerte control territorial, como Carolina Mejía o Víctor D’Aza, que pueda compensar la falta de proyección mediática con una maquinaria interna eficaz.

El tiempo apremia. El PRM deberá definir a su abanderado con suficiente antelación para que pueda enfrentar a Leonel Fernández con una campaña cohesionada y un mensaje claro. De lo contrario, el 2028 podría marcar el fin de un ciclo político que comenzó en 2020 y que, de momento, no tiene garantizada su continuidad.

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