Acuerdo entre Corea del Sur y EE.UU. para liberar a trabajadores detenidos en una planta de Hyundai

Washington, DC: En medio de tensiones diplomáticas y preocupaciones sobre el futuro de las inversiones surcoreanas en Estados Unidos, los gobiernos de Corea del Sur y EE.UU. han logrado un acuerdo para liberar y repatriar a más de 300 trabajadores surcoreanos detenidos durante una masiva redada migratoria en una planta de Hyundai-LG en Georgia.
El operativo tuvo lugar el 4 de septiembre de 2025 en una planta conjunta de Hyundai Motor Group y LG Energy Solution en Ellabell, Georgia. Fue descrito como la mayor operación de control migratorio en un solo sitio en la historia del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense. En total, se arrestaron 475 personas, entre ellas más de 300 surcoreanos.
Los detenidos fueron acusados de supuesta violación de las condiciones de sus visas B-1 o del programa ESTA, que según autoridades no autoriza trabajo técnico o especializado. Sin embargo, abogados de inmigración y expertos señalaron que muchos se encontraban en EE.UU. realizando tareas altamente especializadas como instalación y puesta en marcha de la planta, actividades autorizadas bajo sus permisos.
La reacción de Corea del Sur fue inmediata. El gobierno surcoreano desplegó coordinadores diplomáticos y el ministro de Relaciones Exteriores, Cho Hyun, se dirigió a Washington para negociar la libertad de sus ciudadanos. El resultado fue un acuerdo exitoso, anunciado el 7 de septiembre, en el cual EE.UU. accedió a liberar a más de 300 trabajadores, sin presentar cargos formales, y facilitó su retorno voluntario.
Una vez concluidos los trámites administrativos pendientes, un vuelo chárter de Korean Air (un Boeing 747-8i) partirá desde Incheon hacia Atlanta para repatriar a los trabajadores.
El operativo no solo encendió las alarmas por el uso de fuerza excesiva en un entorno laboral sino que también reavivó inquietudes sobre la confiabilidad del ambiente legal para inversionistas extranjeros. Georgia, un aliado clave para atraer inversión en tecnología y energía limpia, ahora enfrenta cuestionamientos sobre el equilibrio entre seguridad, empleo y atracción de capital internacional.
En Seúl, la percepción pública fue de indignación y desconcierto tras la cobertura mediática del operativo. Se teme que este episodio erosione la confianza de empresas surcoreanas que planean grandes desembolsos en EE.UU., al tiempo que se abre el debate sobre la necesidad de flexibilizar normas migratorias y proteger el uso legal de visas B-1 para labores especializadas.
Este acuerdo representa un paso crucial para aliviar la crisis diplomática y garantizar el regreso seguro de los trabajadores surcoreanos. A su vez, sienta un precedente sobre la imperiosa necesidad de revisar políticas migratorias que equilibren la protección fronteriza con la realidad de las cadenas de suministro globales y la movilidad de expertos técnicos.



















