Demócratas ceden y abren paso a la reapertura del gobierno

Washington — Un grupo de senadores demócratas rompió filas y votó junto a los republicanos para destrabar la reapertura del gobierno federal, a pesar de no haber conseguido una garantía formal sobre la continuidad de los subsidios del Obamacare.
La medida provisional, aprobada el sábado con 60 votos a favor y 40 en contra, permitirá financiar temporalmente las operaciones del gobierno hasta finales de enero. Aunque el acuerdo contempla una futura votación sobre los subsidios del Affordable Care Act, no asegura su extensión inmediata, lo que deja a millones de familias en la incertidumbre.
Entre los senadores demócratas que cruzaron la línea partidista se encuentran Angus King de Maine, John Fetterman de Pensilvania, Catherine Cortez Masto de Nevada, Jeanne Shaheen y Maggie Hassan de Nuevo Hampshire. Su decisión marcó un giro político que podría reconfigurar las relaciones dentro del partido, dividido entre quienes priorizan la reapertura del gobierno y quienes exigen mantener la presión por reformas sociales y sanitarias.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, expresó su desacuerdo con el acuerdo alcanzado. “La crisis sanitaria es tan grave, tan urgente, tan devastadora para las familias en todo el país que no puedo, de buena fe, apoyar un proyecto que no la atienda”, declaró tras la votación.
Desde el ala progresista, la reacción fue aún más dura. El senador Bernie Sanders calificó la decisión como “un error horrendo” y advirtió que ceder sin un compromiso firme en materia de salud pública representa una derrota moral para el partido.
Mientras tanto, el cierre del gobierno —que ya se extiende por varias semanas— continúa afectando a miles de empleados federales que permanecen sin pago o en licencia no remunerada. Los efectos económicos comienzan a sentirse en agencias clave, aeropuertos y programas sociales.
La propuesta de financiamiento temporal podría reabrir el gobierno en los próximos días si supera los votos de procedimiento y obtiene la aprobación de la Cámara de Representantes. Sin embargo, al ser una medida de corto plazo, el riesgo de un nuevo cierre persiste para diciembre, cuando vuelvan a negociarse las condiciones fiscales y los subsidios sanitarios.
El dilema interno para los demócratas es claro: mantener su coherencia ideológica o evitar el desgaste político de un gobierno paralizado. Por ahora, la urgencia económica ha pesado más que las promesas de reforma, dejando abierta una pregunta que domina el debate en Washington: ¿a qué costo se reabre el gobierno?



















