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Intereses del petróleo deja en aprietos demócratas de Filadelfia

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Philadelphia, PA: Los grandes intereses que mueve la industria del petróleo, tiene en ascuas al liderazgo demócrata local. Una fotografía de esa fracturación, se puede observar en el momento en que el vicepresidente Mike Pence arribó a esta ciudad hace una semana y fue recibido por grupos de activistas, que protestaban con carteles,  organizados por los demócratas. Parecería que todos estaban allí protestando en contra de la privatización de las escuelas públicas; pero la verdad es que no es así.

Lo que la prensa local silenció es que al otro lado había otro grupo de trabajadores, también con pancartas, pidiéndole al vicepresidente Pence que los ayude e intervenga para que la refinería de petróleo de Filadelfia sea reabierta otra vez.

Se trata de “Energy Solutions”, una empresa que se ha declarado en quiebra, actualmente cerrada. Otros pedían en carteles que la refinería sea trasladada al complejo turístico del presidente Trump en Florida, Mar-a-Lago.

La prensa local no destacó por alguna razón, los carteles que aludían a la bancarrota de   la planta (“PES”) de biogás que envuelve 120 millones de dólares. Hay sectores que sugieren que el reinicio de las operaciones de la refinería local, es algo más que una fantasía y piden a la corte la aprobación de la venta al desarrollador. En tanto que los acreedores piden al juez que rechace el plan de bancarrota presentado por la refinería de Filadelfia y condene los planes de bonificaciones ejecutivas falsas.

Esta división de los manifestantes, no es más que el reflejo de la división entre los sindicatos del área de la construcción y los activistas liberales. Para nadie es un secreto, la enorme influencia que ejercen las Uniones de construcción en la política demócrata local. Estos sindicatos piden que se reinicien los trabajos de la refinería; mientras los ambientalistas piden su fusilamiento, como parte del cumplimiento de su agenda a favor del supuesto cambio climático del planeta.  Pero el problema va más allá de la curva, hasta  donde se puede ver. Es que la controversia plantea un enorme contratiempo para los funcionarios electos demócratas que ahora quedan danzando entre los intereses de los poderosos sindicatos, que los tienen a todos en sus bolsillos; y los sectores progresistas, que conforman sus plataformas de votantes y les pueden pasar facturas al momento de votar.

La refinería “PES”, que ocupa  mil trescientos acres, ha quedado tambaleante, desde que el verano pasado fue afectada por un voraz incendio que afectó seriamente sus operaciones, razón por la que, según la empresa,  debió declararse en bancarrota.

La presión ha aumentado, porque este miércoles  un tribunal de quiebras podría aprobar un plan de reorganización propuesto, mediante el  cual,  la empresa vendería a «Hilco Redevelopment Partners», una empresa de Chicago, que promete convertir la planta en un complejo industria de multiuso.

Si esto sucede, los intereses de los sindicatos de trabajadores, estarían simplemente en riesgo, por lo que presionan a los políticos demócratas locales para que  se venda a un postor que reabriría la planta de petróleo, que es la única  forma, según dicen, de garantizar trabajo a sus casi mil afiliados, que están desempleados desde el incendio.

Lo paradójico del caso es que estos líderes sindicales, aliados tradicionales de los demócratas locales, están recibiendo el apoyo de la administración Trump, que mantiene una línea agresiva de protección de los trabajadores, lo que aumenta la presión sobre los funcionarios electos demócratas de Filadelfia.

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