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Luis Arce, exministro de economía de Morales gana elecciones en Bolivia que retorna al socialismo

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LA PAZ, Bolivia (AP) – El partido de Evo Morales se adjudicó la victoria en una elección presidencial que parece alejar drásticamente a Bolivia de las políticas conservadoras del gobierno interino respaldado por Estados Unidos que asumió el poder después de que el líder izquierdista renunció y huyó del país hace años.

El principal rival del sucesor elegido por Morales, Luis Arce, admitió la derrota el lunes, al igual que la presidenta interina Jeanine Áñez, una enemiga acérrima de Morales.

Los funcionarios no publicaron un conteo rápido formal y completo de los resultados de la votación del domingo, pero dos encuestas independientes de lugares de votación seleccionados mostraron que Arce tenía una ventaja de aproximadamente 20 puntos porcentuales sobre su rival más cercano, mucho más de lo necesario para evitar una segunda vuelta.

Áñez le pidió a Arce “que gobierne con Bolivia y la democracia en mente”.

Mientras tanto, Arce apeló a la calma en la nación amargamente dividida y dijo que buscaría formar un gobierno de unidad nacional bajo su partido Movimiento Hacia el Socialismo.
“Creo que el pueblo boliviano quiere retomar el camino en el que estábamos”, declaró Arce, rodeado de un pequeño grupo de simpatizantes, algunos de ellos con vestimentas tradicionales andinas en honor a las raíces indígenas del país.

Para ganar en la primera ronda, un candidato necesita más del 50% de los votos, o el 40% con una ventaja de al menos 10 puntos porcentuales sobre el candidato del segundo lugar. Los conteos independientes, patrocinados por la Iglesia Católica y grupos cívicos, mostraron a Arce con un poco más del 50% de los votos y una ventaja de aproximadamente 20 puntos sobre el expresidente centrista Carlos Mesa, quien reconoció la derrota.

El recuento oficial oficial hizo que Mesa y Arce estuvieran casi igualados en un 39%, con un 28% de los votos contabilizados el lunes, pero esos votos parecían provenir en gran parte de las áreas urbanas en lugar de las zonas rurales que han sido la base del apoyo de Morales. Las autoridades dijeron que los resultados finales podrían tardar días.

Arce, quien supervisó un aumento en el crecimiento y una fuerte reducción de la pobreza como ministro de Economía de Morales durante más de una década, tendrá dificultades para reactivar ese crecimiento.

El auge de los precios de las exportaciones de minerales de Bolivia que ayudó a alimentar ese progreso se ha desvanecido, y el nuevo coronavirus ha golpeado a la empobrecida Bolivia sin litoral más que a casi cualquier otro país per cápita. Casi 8.400 de sus 11,6 millones de habitantes han muerto de COVID-19.

Arce, de 57 años, también enfrenta el desafío de salir de la larga sombra de su exjefe, quien sigue siendo polarizador pero cuyo apoyo permitió al economista discreto y educado en el Reino Unido montar una fuerte campaña.
El gobierno de Áñez trató de revocar muchas de las políticas de Morales y apartar al país de sus alianzas de izquierda. Las autoridades electorales recién instaladas prohibieron a Morales postularse en las elecciones del domingo, incluso para un escaño en el Congreso, y se enfrenta a un proceso judicial por lo que se consideran cargos falsos de terrorismo si regresa a casa.

Morales, quien cumplirá 61 años este mes, dijo en una conferencia de prensa en Buenos Aires, Argentina, el lunes que planea regresar a Bolivia, aunque no dijo cuándo.

Como Arce, adoptó un tono conciliador y llamó a “un gran encuentro de reconciliación para la reconstrucción”.

“No somos vengativos”, dijo.

Se negó a decir si tendría un papel en el gobierno. Pero pocos esperan que el político a veces irascible, el primer presidente indígena de Bolivia, se quede sentado de brazos cruzados.

“Arce no es Morales, pero la pregunta es quién va a gobernar Bolivia frente a la crisis que se avecina”, dijo el profesor de ciencias políticas Franklin Pareja.

Morales, pastor de llamas de la infancia que se hizo prominente liderando un sindicato de cultivadores de coca, era inmensamente popular mientras Bolivia florecía, pero el apoyo se estaba erosionando debido a su renuencia a dejar el poder, el aumento de los impulsos autoritarios y una serie de escándalos de corrupción.

Hizo a un lado una votación pública que había establecido límites de mandato y compitió en la votación presidencial de octubre de 2019, que afirmó haber ganado por estrecho margen. Pero una pausa prolongada en la presentación de informes alimentó las sospechas de fraude y se produjeron protestas en todo el país que provocaron la muerte de al menos 36 personas.

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