Científicos estudian las dificultades del sexo en el espacio ante la llegada del turismo espacial
EE.UU.- Las funciones vitales de los astronautas son una de las cosas en las que agencias como la NASA más se han volcado, por el bien de sus tripulaciones. Cosas como la respiración, la alimentación, el ejercicio, el ocio y las aguas mayores y menores están de sobra contempladas, pero ¿qué hay del sexo?
Hasta ahora es algo que o bien no se ha contemplado o bien no se ha hecho público. Pero la llegada del turismo y de los turistas espaciales hace suponer que, en un futuro cercano, quienes viajen más allá de la atmósfera tendrán necesidades de índole íntima. ¿Cómo podrán masturbarse o practicar sexo en pareja en el espacio?
Los seres humanos vivirán períodos de tiempo cada vez más largos en el espacio, quizás de forma permanente. La misión Inspiration4 de SpaceX se lanzó el 15 de septiembre y permite a los civiles estar en órbita durante un periodo de 3 días. Aunque retrasado, el programa Artemis de la NASA planea tener estancias prolongadas de personas que trabajen a tiempo completo en la Luna (se retrasó a 2028 en lugar de 2024). Y Elon Musk se ha comprometido a convertirnos en una “especie interplanetaria” iniciando un primer asentamiento temprano en Marte. Así, tener relaciones sexuales en el espacio, o incluso con nosotros mismos, será inevitable a largo plazo.
Empecemos por las dificultades del sexo en el espacio.
Falta de gravedad
“Sin la suficiente gravedad, los cuerpos no se atraen entre sí, y el contacto entre amantes requeriría un esfuerzo constante. La fricción limitada reduciría las posibilidades de placer para las parejas que tienen relaciones sexuales”, predice el estudio.
Por otra parte, podría tener ventajas, ya que “tener sexo en la Luna o Marte se parecería a tener sexo en una piscina, reduciendo la masa corporal y todo el esfuerzo físico”.
Con esas condiciones, los juguetes sexuales permitirían “aprovechar el potencial de la tecnología para ayudar a que los astronautas [o viajeros espaciales] accedan a la sexualidad”.
Falta de privacidad
“La falta de privacidad es otro condicionante para actos como la masturbación que se convierten en un desafío en los entornos claustrofóbicos de las naves espaciales”, explican los expertos. “En el espacio, las máquinas y otros astronautas son lo único que emite ruido”, por lo que las relaciones o actos sexuales deberían ser cuanto más silenciosos mejor.
Eliminación de residuos
“Los fluidos corporales, liberados en la eyaculación, deben ser contenidos para evitar que vuelen”, por si el lector no hubiera pensado en ello.
Esta condición también impone un rígido código de higiene a los astronautas para proteger el frágil medio ambiente en las naves espaciales y minimizar el desperdicio de recursos escasos.
Marcas de tecnología y aparatos sexuales ya piensan en este nuevo mercado, aunque con determinadas limitaciones. Johanna Rief, Directora de Empoderamiento Sexual en We-Vibe, pone de manifiesto que “la falta de investigación y el enorme tratamiento tabú” del sexo “dificulta la prueba de nuestros productos en condiciones espaciales reales, pero ya tenemos tecnología que podría ayudar a superar algunos de estos desafíos con suficientes adaptaciones”.
Y es que el sexo en el espacio podría ser más importante de lo que parece. El informe mencionado cita al profesor Paul Root Wolpe, un experto en bioética de la NASA, quien cuestionó en 2015 si es justo o no privar a las personas de la masturbación y el sexo en el espacio. “Hay un punto en el que el tiempo [de una misión] saca a la luz la cuestión de si es justo o no privar a las personas de este aspecto del ser humano”, apuntaba el técnico de la agencia espacial estadounidense.
El estudio de Erobotics concluye que “para avanzar, las agencias espaciales y el público que las apoya deben recordar que abordar las cuestiones de la sexualidad humana desde una perspectiva positiva, científica, empática e inclusiva es fundamental para nuestra salud, bienestar y el éxito de nuestra vida extraterrestre”.
