A propósito de la difamación…
Por Alejandro Rodríguez (Tontón)
Nueva York: Todos sabemos que la difamación “es una declaración dañosa, una acusación que causa daño en el honor, la dignidad o reputación de la persona que está siendo acusada”.
En la comunidad dominicana del exterior, la difamación no es muy común, a veces olvidamos, los que vivimos en los EE.UU., que los difamadores-padres de la difamación y los que le sirven de voceros de esta” son pasible de sanción de parte de la justicia “Made in USA”.
Y como todo el mundo conoce de esto, me sorprende que algunos prestante y diligentes compañeros actuando a la ligera, se dieran a la infame tarea de difamar a compañeros de una dilatada y aguerrida carrera militante, primero en el otrora partido y ahora en el nuevo PRM.
Desesperados, algunos se han propuesto impedir a toda costa que las seccionales conformen las direcciones de las circunscripciones, tal y como estipulan los estatutos del partido. Este sector encabezado por algunos desaprensivos pretende que este organismo (circunscripción) permanezca acéfalo, para eventualmente, imponer una dirección con personas afines a sus intereses.
La campaña difamatoria está dirigida por algunos personajes que hicieron de la convención, (para elegir los Diputados de Ultramar), un mamotreto impidiendo las votaciones en condado como El Bronx y por el contrario, como por “arte de magia”, lograron que en localidades remotas votaran más electores que los que estaban en el padrón del partido, lo que perjudicó algunos candidatos y favoreció a otros, haciendo que la convención no fuera un reflejo de transparencia y de democracia interna.
La llamada Secretaría del Exterior que manipuló dicho proceso, pretende repetir el triste y funesto papel de la hoy difunta Dirección Internacional, pero esta vez una versión ridícula de aquel, tristemente célebre, organismo.
La actual secretaria que “sin funciones” ha pretendido erigirse en la rectora de la circunscripción número uno, haciendo de esta circunscripción su radio de acción e imposición, para ellos no existen otras circunscripciones o las mismas no tienen interés ni atractivos.
Le recomiendo a algunos de estos difamadores, hijos ilegítimos de dicha Secretaría, que traten de tomarse sus pastillas y recordar que “…quien a hierro mata a hierro muere.”