Acusan Fiscal General de Israel de motivaciones ideológicas en juicio contra Netanyahu

Jerusalén, Israel: En un momento de máxima tensión para Israel, el primer ministro Benjamin Netanyahu enfrenta no solo múltiples frentes militares abiertos, sino también una embestida judicial que muchos consideran políticamente motivada. La fiscal general del Estado, Gali Baharav-Miara, ha sido blanco de fuertes críticas por insistir en mantener abierto un juicio por corrupción contra Netanyahu, a pesar del contexto de guerra en curso.
El gobierno israelí aprobó el pasado 23 de marzo de 2025 una moción de censura unánime contra la fiscal, en lo que se considera un primer paso simbólico hacia su destitución. El ministro de Justicia, Yariv Levin, ya había iniciado a principios de mes los trámites para removerla, acusándola de politizar su cargo y obstruir al Ejecutivo.
Acusaciones reformuladas y críticas internacionales
Las acusaciones de la Fiscalía contra Netanyahu han sido reformuladas en varias ocasiones, debilitando la legitimidad del proceso ante la opinión pública. Desde sectores de derecha y ultraconservadores se acusa a Baharav-Miara de encarnar una agenda judicial activista influenciada por intereses ideológicos de izquierda, en un momento donde la unidad nacional es crítica.
Figuras internacionales, como el expresidente Donald Trump, se han sumado a las críticas. “Es una locura debilitar al líder de Israel en su momento más vulnerable”, afirmó Trump, quien calificó el proceso como una “injusticia histórica”.
Un país en guerra, un juicio que divide
Mientras tanto, el ejército israelí, bajo el mando de Netanyahu, ha lanzado ofensivas sin precedentes en Gaza, Líbano, Yemen e Irán. La Operación “Red Wedding”, ejecutada el 13 de junio, eliminó a más de 30 altos mandos iraníes, incluyendo al jefe del Estado Mayor iraní y a importantes científicos nucleares. Días después, EE.UU. se unió con la Operación “Midnight Hammer”, bombardeando instalaciones nucleares con apoyo de bombarderos B-2.
En Gaza, las fuerzas israelíes abatieron a varios líderes de Hamas, incluyendo a Yahya Sinwar, mientras que en el Líbano confirmaron la muerte del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, en un ataque aéreo el 27 de septiembre de 2024. Las operaciones conjuntas también han desmantelado la infraestructura militar de los hutíes en Yemen, con cientos de bajas confirmadas.
Tres razones de Estado para pausar el proceso
Quienes defienden la suspensión del juicio contra Netanyahu argumentan tres motivos fundamentales:
- Seguridad nacional prioritaria: el juicio distrae y debilita al gobierno en un momento de crisis.
- Resultados militares contundentes: su liderazgo ha debilitado severamente a los principales enemigos de Israel.
- Continuidad estratégica: la inestabilidad institucional beneficia a los adversarios regionales.
La negativa de la fiscal a postergar el proceso ha sido interpretada como una desconexión con el contexto de emergencia nacional. “No se puede exigir que un líder en guerra se siente en el banquillo sin entender lo que está en juego”, advirtió un portavoz del Likud.
Un juicio que podría costar caro
Analistas coinciden en que llevar a juicio a Netanyahu durante este momento histórico podría enviar un mensaje de división interna, minando la moral nacional y alimentando la narrativa de los enemigos de Israel. “No se trata de impunidad”, sostienen sus defensores, “sino de sentido de oportunidad”.
En medio de una guerra existencial, Israel se debate entre el imperativo judicial y la urgencia de preservar su liderazgo estratégico. La historia, señalan algunos, juzgará a quienes priorizaron sus agendas ideológicas por encima de la seguridad de todo un pueblo.