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Alexandr Lukashenko reafirma su poder en Bielorrusia tras controvertidas elecciones

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El dictador bielorruso Alexandr Lukashenko ha sido reelegido para un séptimo mandato, con un contundente 86.82 % de los votos en un proceso electoral marcado por la controversia y la represión. Desde que asumió el poder en 1994, Lukashenko se ha consolidado como el mandatario europeo con más años en el cargo, pero su gobierno ha estado bajo creciente escrutinio internacional.

Las elecciones, celebradas el pasado 27 de enero de 2025 en Minsk, han sido objeto de severas críticas por parte de la oposición y diversas naciones occidentales, que han denunciado la existencia de irregularidades y fraude. Esta atmósfera de control y manipulación electoral ha sido exacerbada por la situación de muchos líderes opositores, quienes se encuentran encarcelados o en el exilio, lo que ha disminuido notablemente la competencia en las urnas.

Svetlana Tijanóvskaya, una figura central de la oposición bielorrusa y quien se retiró de la contienda electoral debido a las circunstancias represivas, declaró que los esfuerzos por legitimar el régimen de Lukashenko han fracasado. A pesar del abrumador apoyo en los resultados, Tijanóvskaya y otros críticos sostienen que el proceso electoral no fue libre ni justo, y que el régimen no tiene legitimidad ante el pueblo bielorruso.

El segundo lugar en la contienda fue para el movimiento «Voto Contra Todos», que logró capturar apenas el 3.60 % de los sufragios. Este resultado señala una significativa disidencia dentro del electorado, aunque lamentablemente los mecanismos de control del gobierno han dificultado que cualquier alternativa real a Lukashenko pueda emerger legalmente.

Internacionalmente, la comunidad ha reaccionado con desconfianza ante el resultado, recordando que Bielorrusia ha sido uno de los focos de tensiones políticas en Europa del Este. Los próximos meses serán cruciales para observar cómo Lukashenko maneja tanto la oposición interna como la presión externa, ya que la legitimidad de su gobierno continúa siendo cuestionada.

La situación en Bielorrusia sigue siendo delicada, y el futuro político del país parece estar atado a la resistencia de una oposición que, aunque recortada, no ha dejado de luchar por la democracia y los derechos humanos.

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