Alianza EU-Gran Bretaña Australia enfurece a la Unión Europea
PARIS.- La decisión del presidente Joe Biden de conformar una alianza estratégica con Gran Bretaña y Australia en el Indo-Pacífico para contrarrestar a China ha encolerizado a Francia y la Unión Europea, que se sienten marginadas como sucedía en la era de Donald Trump.
La iniciativa dada a conocer esta semana parece haber provocado el brusco fin del idilio de Biden con Europa. El acuerdo AUKUS, que excluye a Francia y la Unión Europea, es la más reciente de una serie de medidas de la política exterior estadounidense —desde Afganistán hasta Asia oriental— que han tomado por sorpresa a Europa.
Después de prometer a los gobernantes europeos que “Estados Unidos está de regreso” y que la diplomacia multilateral guiaría su política exterior, Biden ha enfadado a varios aliados al abordar asuntos cruciales por su cuenta. El ministro del Exterior francés expresó su “incomprensión total” por el AUKUS, que calificó de “puñalada por la espalda”, y el comisionado de política exterior de la UE se quejó de la falta de consulta.
Francia perderá un acuerdo de casi 100.000 millones de dólares para construir submarinos con motores diésel para Australia, ya que bajo la iniciativa, Estados Unidos y Gran Bretaña le ayudarán a construir submarinos nucleares.
La cólera de París en el aspecto puramente comercial sería comprensible, ya que desde 1997, cuando Gran Bretaña entregó Hong Kong a China, Francia es la única nación europea que tiene posesiones territoriales y una presencia militar permanente en el Pacífico.
Pero las autoridades francesas y europeas fueron más allá al afirmar que el acuerdo deja en tela de juicio la cooperación para contrarrestar la creciente influencia de China y pone de relieve la importancia de los planes semiabandonados de reforzar la defensa y seguridad de Europa.
Algunos han comparado las medidas recientes de Biden con las de su predecesor Trump y su doctrina de “Estados Unidos primero”. Esto causa sorpresa por tratarse de un presidente conocedor de los asuntos internacionales y que durante su campaña prometió reparar los lazos con los aliados y restaurar la credibilidad estadounidense en la escena mundial.
Aunque es imposible pronosticar si el daño será duradero, el impacto a corto plazo parece haber despertado nuevamente la suspicacia de Europa frente a las intenciones estadounidenses, lo que tendría consecuencias para el objetivo de Biden de unir a las democracias contra el autoritarismo, principalmente de Rusia y China.