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Así actuaba la secta del ‘porno yoga’: secuestros, yoga tántrico y mujeres obligadas a tener relaciones sexuales

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Espiritualidad y sexo. Ese el discurso de esta secta del ‘porno yoga’. Como si de una escuela de yoga se tratara, reclutaban a mujeres jóvenes, a las que muchas veces retenían en un régimen de secuestro y a las que obligaban a mantener relaciones sexuales no consentidas.

La secta del ‘porno yoga’ actuaba a nivel internacional y aquí en España tenía sede en Madrid, Zaragoza y Barcelona. Gabriela de Torres, de la delegación en Cataluña de Antena 3 Noticias, nos cuenta todos los detalles sobre cómo actuaba esta organización.

‘El Maestro’

Grigorian Bivolaru era el jefe de la secta del ‘porno yoga’. Este gurú del yoga era ‘El Maestro‘, el artífice de toda esta operación que ahora se ha destapado. De 71 años y origen rumano, «fundó la secta bajo el nombre de ‘Misa’, que significa ‘Movimiento para la Integración Espiritual en el Absoluto‘», explica Gabriela de Torres. Una agrupación también conocida bajo el nombre de Atman.

Tal y como el mismo Grieg (como es conocido Bivolaru entre sus fieles) decía, en Misa se «abordaba la sexualidad desde un enfoque alejado del tabú», cuenta la periodista de Antena 3 Noticias. Pero la realidad era bien diferente, ya que lo que realmente se hacía desde esta asociación era buscar a chicas jóvenes para obligarlas a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento.

«Las mujeres se veían obligadas a posar desnudas, a entregarles grandes cantidades de dinero y a practicar sexo con el maestro, que en este caso era el jefe, el gurú», relata Gabriela, que añade que, «en algunos casos, el gurú habría llegado a retener a algunas de esas mujeres durante días en una casa».

Su ‘modus operandi’

‘El Maestro’ captaba a las mujeres por toda Europa para luego trasladarlas a sus sedes de Francia, Alemania o Rumanía. Allí las iniciaba en las prácticas de la secta. A estas mujeres les decían que las iban a llevar a unos campamentos en sus sedes de Yoga Atman. ¿Qué ocurría realmente? Que las secuestraban y les quitaban sus pertenencias.

«Registraron mi bolso y se llevaron mi pasaporte, mis tarjetas de crédito y mi teléfono, que envolvieron en papel de aluminio. También tuve que firmar numerosos documentos que garantizaban que no había sido violada ni objeto de trata», explicó una de las afectadas al medio francés RFI (Radio France Internationale).

El gurú llevaba a cabo todo ello con la excusa de despertar la espiritualidad a través de la sexualidad: «Las prácticas se basaban en el yoga tántrico, que permite el despertar de la espiritualidad a través de la sexualidad y enriquecido eneagrama y la astrología», explica Gabriela. Y así las condicionaban para mantener esas relaciones sexuales: «Es una mezcla de disciplinas que lo que pretendía era condicionar a las víctimas a aceptar relaciones sexuales«, añade la periodista.

Festivales eróticos

Entre las prácticas de esta secta también se encuentra la grabación y comercialización de producciones eróticas. De hecho, estas películas incluso llegaban a sobrepasar lo erótico para adentrarse en el mundo de lo pornográfico.

«Se dedicaban a producir películas eróticas que llegaron a ganar premios en festivales con un discurso que mezclaba espiritualidad y sexo», explica Gabriela de Torres. ‘Ecstasy water’ es una de esas películas premiadas: ganó un premio en el Festival de Cine Erótico de Barcelona de 2003.

41 detenidos

Este 28 de noviembre, una redada de la Policía francesa acabó con la detención de 41 personas en París. Entre ellas, Grigorian Bivolaru, ‘El Maestro’.

Hasta 175 agentes intervinieron simultáneamente en París, Seine-et-Marne, Val-de-Marne y Alpes Marítimos para desmantelar la denominada Federación Internacional de Yoga Atman. Además, en la operación se hallaron a 26 personas hacinadas y en condiciones infrahumanas en varias de las viviendas en las que mantenían secuestradas a las víctimas.

Los detenidos están acusados de trata de personas, secuestro, pertenencia a una banda organizada, abuso de autoridad por parte de una banda organizada por miembros de una secta y violación. El propio Bivolaru se enfrenta a una pena de hasta 30 años de prisión.

Condenado por abusar de una menor

Ya en 2004 se llevó a cabo una operación policial contra Grigorian Bivolaru y sus cómplices: la Policía rumana irrumpió en 18 inmuebles de Bucarest para desmantelar la organización. El gurú fue acusado de abuso sexual a una menor de edad y, tras conseguir la libertad provisional, huyó a Suecia, donde pidió asilo político alegando razones de persecución por motivos ideológicos.

Los tribunales rumanos le condenaron en 2013 a seis años de cárcel por esa acusación de abuso sexual. Y en enero de 2016, la Europol publicó su ficha en la página web de delincuentes más buscados en el continente, por la que fue detenido apenas un mes después en París y fue extraditado a Rumanía.

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