California: mujer que fingió secuestro irá a la cárcel y deberá pagar 300,000 dólares
Una mujer en el norte de California fue sentenciada a 18 meses de cárcel por fingir su propio secuestro como parte de una trama para regresar con su exnovio, lo que llevó a una búsqueda de tres semanas en varios estados hasta que ella reapareció en noviembre de 2016.
Sherri Papini, de 40 años y madre de dos niños, se declaró culpable como parte de un acuerdo según el cual tendrá además que pagar más de 300,000 dólares en restitución.
Los abogados de la mujer argumentaron que ella ya había sufrido suficiente desprestigio y estaba mentalmente conmocionada, y que por lo tanto debía ser sentenciada a un mes de cárcel y siete meses de arresto domiciliario.
Pero el juez William Shubb dijo que merecía una pena de 18 meses a fin de disuadir a otros y por “la gran cantidad de gente que se vio afectada”.
Papini fue hallada con trozos de soga, la nariz hinchada, y con golpes y raspones en la piel. Al final se determinó que ella se infligió todas esas heridas a fin de respaldar su relato de que dos mujeres hispanas la secuestraron a punta de pistola cuando ella salió a trotar, dijo la fiscalía.
Papini, que estuvo emotiva durante todo el proceso, respondió calladamente “sí, señor” cuando el juez le preguntó si comprendía la sentencia en su contra.
Su abogado sostuvo que ella tiene problemas y ha sufrido desprestigio público y que por lo tanto se le debía permitir cumplir sentencia en casa, pero la fiscalía insistió en que es imperativo que ella cumpla toda la sentencia en la cárcel.
“El engaño de Papini fue intencional, planificado y sofisticado”, escribieron los fiscales en la denuncia judicial. Añadieron que además, ella seguía diciendo que fue secuestrado hasta meses después de que se declaró culpable en abril de haberlo inventado todo y de haberle mentido al FBI al respecto.
“El país entero está atento a la audiencia de sentencia de Papini”, afirmaron las fiscales Veronica Alegria y Shelley Weger. “El público debe saber que habrá más que un golpecito en la muñeca para quienes cometan fraude financiero y para quienes le mientan a la policía, particularmente cuando esas mentiras resultan en el gasto sustancial de recursos públicos y afectan a personas inocentes”.