Cambios en el color de los ojos, un controversial procedimiento que cada día se expande más
Hace varios meses, el merenguero urbano Omega El Fuerte se sometió a un proceso de cambio en el color de sus ojos, lo que ha traído a la palestra pública la querodespigmentación y la iridoplastía láser, procedimientos que cada día son más utilizados por personas que quieren cambiar la apariencia de sus ojos.
En un reportaje de N Investigación Periodística, se realizaron entrevistas a los propulsores de estos proyectos en España, además de representantes de sociedades médicas de la República Dominicana que están en alerta con estos polémicos procedimientos.
Los expertos entrevistados entienden que a largo plazo habrá que legislar en torno al cambio de color de ojos, debido a que la práctica se hará más extendida y por consecuencia pudieran aparecer casos de mala praxis.
Según los especialistas españoles Jorge Alió y Pedro Grimaldos, en ninguno de los procedimientos hay dolor, y cada uno refiere que los riesgos de sus técnicas son mínimos, pero cuando se le preguntan por los procedimientos contrarios a los que realizan, establecieron varias desventajas.
En el caso del procedimiento láser, el doctor Jorge Alió, propulsor de la querodespigmentación, entiende que en absoluto permite anticipar el color, que da muchas complicaciones, sobretodo de tipo inflamatorio y que crea dispersión del pigmento, al producir una quemadura en el iris, por lo que lo considera como un proceso no reversible.
Mientras que el doctor Grimaldo considera que la querodespigmentación al ser inyectada ya es una cirugía, por lo que tiene altas posibilidades de complicaciones, debido a que hay corte en la córnea, puede haber infección, problemas de cicatrización.
Los especialistas entienden que en estos procesos también tiene que haber una ética médica, porque no todo el mundo se puede someter a estos procedimientos. Cuestan en España más de 7 mil euros.
En cambio la doctora Frine Salazar, presidenta de la Sociedad Dominicana de Oftalmología, entiende que en estos procedimientos hay un alto riesgo de glaucoma con una consecuente ceguera permanente y no tiene tratamiento.
“El paciente debe conocer las posibles complicaciones y responsabilizarse de aceptar las consecuencias, el médico debe estar preparado con buenos equipos y que no debe hacer nada que pueda dañar al paciente”, dijo la doctora Salazar.