Casos de violencia escolar evidencian fallas en garantías de integridad física y emocional
Los hechos de violencia registrados en las últimas semanas en distintos centros educativos demuestran la necesidad de la revisión de la seguridad escolar y la atención psicológica, dos ejes prioritarios en el sistema de educación.
Para Francisca de la Cruz, directora de Orientación y Psicología del Ministerio de Educación, la escuela no es violenta, sino es un espacio donde los estudiantes reflejan lo que está pasando en la sociedad, en los hogares y en el barrio.
Esta es la línea discursiva del Ministerio de Educación y su titular, Ángel Hernández, quien reaccionó en términos similares a través de su cuenta de twitter, frente a los últimos hechos violentos registrados en centros educativos del país.
La presidenta del Colegio Dominicano de Psicólogos, Abril Arias, entiende que La situación de violencia que hemos visto en los últimos días en los entornos escolares tiene que ver con múltiples factores. Factores como por ejemplo la falta de control.
Presuntamente descontrol total fue lo que se vio en una escuela del sector La Uva, de La Vega, donde se originó una pelea entre dos estudiantes de 14 y 17 años, la mayor de ellas le arrancó a la menor un puñado de cabello, en un acto de puro salvajismo por lo que le fue impuesta a la menor de iniciales L.M. arresto domiciliario por tres meses bajo la custodia de su madre, así como asistencia psicológica.
Mientras, la niña agredida está recibiendo atención psicológica por el gran impacto que le generó el ataque, y la proliferación en las redes, como nos explica la directora general de orientación y psicología del ministerio de educación.
“Está más o menos, más o menos todavía no es tan fácil después de tu pasar por un trauma así. Pero si nosotros tenemos toda la esperanza de que se va a recuperar emocionalmente”, sostiene Francisca de la Cruz.
Días antes, el 7 de junio en San Pedro, se reportaba otro caso, donde a un estudiante de 15 años, le cortaron su mano izquierda durante una trifulca escenificada en una escuela del lugar. Su mano pudo ser salvada mediante una reimplantación, mientras que su agresor fue apresado.
“Ya fue sometido a la justicia por el Ministerio Público el niño agresor y el niño agredido que todavía está en el hospital. Le estamos dando todo el seguimiento para que su año escolar termine sin ninguna dificultad”, entiende la directora de Orientación Psicológica del MINERD.
Y así continúa una cadena de sucesos en las últimas semanas, diferentes hechos violentos en ambientes escolares han tenido lugar en el país. Desde enfrentamientos entre estudiantes con machetes, hasta incluso incendios de aulas de clases.
En uno de los casos más recientes, el estado dominicano fallo en su responsabilidad de protección y garantías de vida, cuando el desenlace de una pelea en la escuela primaria República de Panamá, fue fatal para el estudiante de 12 años, Yeiron Almanza Cabrera, que finalizaba el 5to curso, en un ambiente escolar que según los testimonios que recogimos, se traduce en las crónicas de una muerte anunciada.
“Él me dijo que unos niños lo molestaban en la escuela, pero que me decía me molestan, pero yo soy mi amiguito también.”, sostiene Yeudri Almanzar, padre niño.
Yeiron ya había alertado que constantemente era molestado en el centro educativo, la situación según sus familiares escaló a las autoridades de la escuela, sin que se tomaran medidas.
En tanto que la máxima autoridad del gremio de psicólogos en el país deplora la falta de atención ante los gritos desesperados de los víctimas de abusos y burlas.
“Es lamentable que este niño había ya indicado a la maestra reiteradas veces que él estaba siendo víctima de bullying y no se haya hecho nada”, dijo.
La situación llegó a los extremos el pasado martes 23 de mayo, Yeiron regresa en silencio de la jornada escolar más difícil de su vida. Su madre Rina Rosario de 33 años relata que notó un golpe en su frente, pero el niño no contó los detalles.
“Pasa como media hora y ellos me llaman que ya lo desconectaron, pero que mi bebé murió. No me dieron tiempo, no me dejaron verlo. O sea, ni aún cuando ellos le desconectaron me dejaron pasar a verlo. Ya yo vine a ver mi bebé cuando me lo trajeron. Cuando me lo entregaron”, lamenta la madre de la víctima.
Según la certificación de defunción del Ministerio de Salud Pública, Yeiron Almanzar Cabrera murió a las 2 de la tarde del lunes 12 de junio, por edema cerebral y edema pulmonar. Pero aún se esperan los resultados de la autopsia que pueda revelar todos los detalles de las causas de su muerte y su relación con la pelea de la que se saben muy pocos datos. Pudimos contactar algunos estudiantes del centro, que nos explican su versión:
“A él primero le dieron golpes. Y después agarraron y dijeron Ven que ahora te vamos a tirar de la escalera. Y lo tiraron. El niño cayó abajo. Yo no sé qué raro, el niño no dijo ayuda. Pero yo no soy como esa profesora. No se dieron de cuenta porque el curso, el curso de él, queda al lado… de la biblioteca”, narró una compañera de escuela del niño.
El vocero de la Policía Nacional, Diego Pesqueira, señala que la familia dominicana debe confiar en enviar sus hijos a las escuelas, porque independientemente de que se hayan registrado estos tres casos que han impactado a la sociedad, tal y como apuntó el señor Ministro, las escuelas en sentido general, son espacios seguros y para eso se está trabajando y damos garantía de que estos hechos serán pues corregidos.
Todos los casos que hemos mencionado tienen un denominador común, ocurrieron justo en la recta final del año escolar.
Por otro lado Junio Canelo, secretario de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Mientras el Ministerio no se dedique a mejorar el ambiente de aprendizaje en que se desarrolla la escuela pública en República Dominicana no va a haber calidad. Por más recursos que se inviertan, más bien ese es otro tema.
Al final del día, mientras para algunos, tres casos no representan datos relevantes frente a las estadísticas del año escolar completo, una familia que pertenece a ese apenas 1 por ciento, tiene hoy un integrante menos, Yeiron, de 12 años, al que le falló todo un sistema, el mismo que debió no solo educarlo, sino también protegerlo, y garantizar su derecho a la vida.