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Cenar tarde y no desayunar puede hacerte daño: La crononutrición explica por qué

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Por Mariángela Velásquez.

Mi abuelita ya sabía que cenar tarde era malo para la salud pero ahora los científicos han comprobado que el refrán desayuna como un rey y cena como un mendigo era cierto. Y una investigadora española experta en crononutrición ha ido un paso más allá y ha demostrado que no sólo es importante tener en cuenta lo que comemos sino también el horario en que nos alimentamos.

Un estudio realizado por la investigadora Marta Garaulet Aza, financiado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, confirmó que cenar tarde aumenta el riesgo de diabetes en el 50% de la población debido a una variante genética.

Los análisis de mil voluntarios de la región española de Murcia determinaron que cenar tarde afecta la tolerancia a la glucosa, especialmente en aquellas personas que tienen una variante genética de riesgo en el receptor de la melatonina; específicamente en la variante MTNR1B que está presente en la mitad de la población de España.

“Gracias a esta investigación hemos conseguido establecer la relación entre el funcionamiento de la insulina del páncreas y la melatonina. Se trata de algo realmente importante, sobre todo porque se ha determinado una variante genética que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 en la mitad de la población”, explicó Garaulet a la prensa local.

No fue una tarea fácil coordinar a 1000 participantes sanos para acudir al Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca a cenar y someterse a exámenes de sangre tarde en la noche.

Los investigadores hicieron el seguimiento de la tolerancia a la glucosa y la secreción de insulina en dos días diferentes. En la primera de sesión, se les realizaba una curva de tolerancia a la glucosa tras tomar un suero glucosado cuatro horas antes de su hora habitual de dormir. En la segunda sesión, el suero glucosado se ingería una hora antes de la hora habitual de ir a la cama de los voluntarios.

La pesquisa también incluía la supervisión y registro de los hábitos de alimentación y sueño de los participantes durante una semana.

“En estudios anteriores habíamos identificado que el receptor de melatonina es un gen implicado en la diabetes, que los trabajadores por turno tienen mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y que tomar melatonina de manera regular aumenta los niveles de azúcar en sangre”, explicó Richa Saxena, investigador del Massachusetts General Hospital de Boston.

Los nuevos hallazgos son muy importantes porque “son aplicables a aproximadamente un tercio de la población del mundo industrializado, que consume alimentos cerca de la hora de dormir”, dijo Frank A.J.L Scheer, director del programa médico de Cronobiología del Brigham and Womes’s Hospital.

Las implicaciones para países con hábitos de alimentación tardíos como España son considerables ya que la hora promedio de cenar de una familia española es aproximadamente a las 9:45pm. Los italianos cenan alrededor de una hora antes, cerca de las 8:45pm, mientras que los alemanes ingieren su última comida de día a las 7:00 pm y los suecos a las 6:00 pm.

Lo ideal, según Garaulet, sería que los españoles adelantaran un poco la cena, al menos, a la hora de los italianos. Por distintas razones, el 75 % de la población no debería comer tarde.

En un estudio anterior, comer tarde se asoció a una menor oxidación de carbohidratos, un menor gasto energético, una mayor intolerancia a los carbohidratos, una alteración de los ritmos diurnos de temperatura, que puede ser un marcador de salud circadiana, y una alteración de los ritmos de cortisol, que se sabe es propia de situaciones de estrés.

El experimento demostró que al alterar los horarios de alimentación para comer más tarde durante una semana, mujeres delgadas sanas tenían un comportamiento fisiológico similar a las mujeres obesas o de avanzada edad.

La crononutrición de Garaulet

Los hallazgos recientes sobre el mayor riesgo de sufrir diabetes de las personas que cenan tarde no causan sorpresa a Garaulet, quien tiene años alertando que la antigua tradición española de cenar alrededor de las 10:00 pm puede ser nociva para la salud.

Y lo dice con conocimiento de causa. Es doctora en Farmacia, Nutricionista y Máster en Salud pública por la Universidad de Harvard, Catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia y autora de decenas de investigaciones y de los libros “Chronobiology and Obesity”, “Los relojes de tu vida”, “Adelgazar sin milagros”, “Obesidad: causas y consecuencias”, “Pierde peso sin perder la cabeza”, “535 recetas para adelgazar comiendo”, “¿Come bien tu hijo?” y “El Método Garaulet para niños”.

En una serie publicada por la televisión de la Universidad de Murcia, Garaulet explicó detalladamente la importancia de comprender nuestros relojes biológicos para mejorar nuestro nivel de bienestar. Fue la primera en demostrar que existe un reloj en el tejido adiposo y que no basta con saber qué y cómo comer sino también cuándo.

Explica que seres vivos tenemos relojes biológicos que están sincronizados por el medio ambiente.

Uno de los primeros en comprender ese fenómeno fue el botánico sueco Carlos von Linneo, a quien también le debemos la nomenclatura y clasificación de las especies. Él aseguraba que “la naturaleza no daba saltos” y que todo ocurría en un orden específico. Eso lo comprobó con su Reloj Floral, en el que representó las horas de apertura máxima de las flores. Sabía que cada especie de flor respondía de manera diferente a los rayos del sol.

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