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Científicos están creando el “banco global de pupú” en Suiza para luchar contra la silenciosa extinción de las bacterias

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Diferentes especies de bacterias están en peligro de extinción, y la mejor manera de preservarlas es depositar muestras de heces y otros materiales biológicos de todo el mundo en una gran bóveda ubicada en Suiza.

Esta es la propuesta de un grupo de científicos, que ya han comenzado a trabajar en esta colección de microorganismos.

Los investigadores argumentan que este esfuerzo es fundamental para comprender mejor el papel que muchos de estos seres vivos juegan en nuestra salud.

En el futuro, la iniciativa, que reúne a universidades de varias partes del mundo, también puede dar como resultado nuevos tratamientos para varias enfermedades crónicas no transmisibles, como la obesidad y el asma.

Pero, ¿cuál es la importancia de crear este banco de heces? ¿Y qué hay detrás de esta desaparición generalizada de bacterias en todo el mundo?

Conocido como Microbiota Vault (Bóveda de microbiota), el proyecto, que se encuentra en fase piloto, se inspiró en otra iniciativa similar.

Un banco de más de 1,1 millones de tipos de semillas de todo el planeta ubicado en Svalbard, un archipiélago que pertenece a Noruega.

De semillas a bacterias
El objetivo del banco de semillas es almacenar estos materiales en un lugar seguro y, así, tener una reserva que garantice el suministro de alimentos en el futuro, en caso de que estas especies desaparezcan de la naturaleza por alguna razón, lo que pondría en peligro la seguridad alimentaria.

El mismo principio se aplica a la bóveda de bacterias.

La microbióloga Maria Gloria Domínguez-Bello, que lidera la iniciativa internacional, explica a BBC News Brasil que la diversidad de estos seres microscópicos se ha reducido drásticamente en las últimas décadas.

Al estudiar a los pueblos indígenas de la Amazonía, observó que la variedad de bacterias que portan en sus intestinos era prácticamente el doble de la detectada en un individuo estadounidense que vive en una gran ciudad.

«Y, cuando investigamos más a fondo, vimos que los pueblos que empezaron a tener contacto con los servicios de salud y empezaron a recibir antibióticos también sufrieron una pérdida de diversidad bacteriana muy rápidamente», describe la científica, que es profesora en la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos.

El objetivo del banco de semillas es almacenar estos materiales en un lugar seguro y, así, tener una reserva que garantice el suministro de alimentos en el futuro, en caso de que estas especies desaparezcan de la naturaleza por alguna razón, lo que pondría en peligro la seguridad alimentaria.

El mismo principio se aplica a la bóveda de bacterias.

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