Por Ramón Tejada Read
Fuente: Ojalá
Los acuerdos de paz de 1984 costaron más de tres mil muertos. No hubo paz. Los de 2016 ya van costando casi cuatro mil asesinados. La oligarquía y aliados no quieren paz en Colombia. El pueblo grita basta, pero sigue la tragedia.
Si lo que sucede en Colombia ocurriera en Venezuela, Nicaragua o Cuba esos países estuvieran ocupando los medios cada día, con fotos a todo ancho y grandes titulares.
El Grupo de Lima, Almagro con su OEA ya hubieran convocado reuniones y la “comunidad internacional” estuviera profiriendo alaridos.
Pero el río de sangre que corre por las calles, los caminos, el llano, las lomas de Colombia riega el reino de la democracia militar, paramilitar, de bandas armadas por oligarcas de todo pelaje. “Democracia” del despojo.
Por eso no hay despliegue de acciones como las impuestas contra Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán. No hay acusaciones, ni embargos de bienes contra Uribe o Duque ni bloqueos. Pura complicidad.
Pero en Colombia ocurre una hecatombe. Periodistas, líderes sociales, indígenas, religiosos asesinados todos los días porque denuncian la “democracia” sanguinaria que se les impone. Un sacerdote pleno de dignidad, el padre Ramiro Arango, denuncia el genocidio. Aquí se lo dejo.