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Colombiana dice en expediente Cattleya se ha “inventado de todo”; desmiente mujeres eran obligadas a consumir drogas

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Una de las colombianas víctima en la red Cattleya que se dedicaba a traficar mujeres de país Colombia y Venezuela para prostituirse en la República Dominicana, dijo que en el expediente acusatorio se han omitido muchos detalles y se “han inventado otros”.

Un ejemplo de los supuestos inventos que dijeron las más de 80 mujeres rescatadas de esta red, es que no recibían dinero por parte de los organizadores, ya que por servicio, se quedaban con una parte y la otra la entregaban.

En el programa Nuria Investigación Periodística se dio a conocer un audio donde esta colombiana, que era parte de la red Cattleya, desmiente que las mujeres que ejercían la prostitución en esta organización eran obligadas a consumir drogas como dice el expediente acusatorio.

 “Se pueden inventar todo, pero eso de que las obligaban, la maltrataban, las ponían a fumar o algo, no, eso es mentira. Le voy a decir la verdad. Por ejemplo, mire, si salía un servicio de 5.000 $, tenía que dar comisión, 1.000 $, y la niña se quedaba con 1.000 $ y lo otro se entregaba. Hasta que no se pagara la deuda de cada servicio uno se quedaba con 1.000 $”, indicó la mujer en un audio dado a conocer en el programa Nuria Investigación Periodística.

La misma detalla que por trabajo (ejercer la prostitución) las mujeres se quedaban con RD$1,000, entregando sumas similares a los organizadores y para el abono de la deuda contraída al ser traídas a la República Dominicana.

Según su testimonio, nunca vio que las mujeres fueran obligadas a nada y que solo tenían el compromiso de pagar sus deudas, desmintiendo también que les quitaban el pasaporte y las maltrataban físicamente.

“Uno salía a discotecas, uno salía a pasear, uno se iba para la playa. Uno si uno no se entretenía, se entiende. Otra cosa que ellos decían que cuando fueran cosas de trabajo era de trabajo que no se fueran por allá a perder, porque si le pasaba algo era riesgo para ellos”, señala la sudamericana.

Otra revelación que dijo es que faltaron más hoteles por allanar a las autoridades del Ministerio Público, entre los que puso como ejemplo el nombrado hotel Navarro.

También detalló que faltaron nombres para agregar en el expediente de personas que laboraban directamente en la organización de trata de personas.

Y que hay personas en el expediente asumiendo la responsabilidad de ser parte de la organización porque reciben amenazas.

“El hotel se llama Navarro, que estaba más abajito del Oscar… Yo le voy a dar la información. Si usted tiene a Melvin, a Robert y a Carlos, usted le dirá a ellos se le dice quién es Pichi. También el nombre de Pichi tiene la turca y el nombre Jeremy. Ellos le puede dar el nombre verdadero de ellos tres… Melvin, a él le dicen a Noel ahí está Robert, le dicen Chocolate y ahí está Carlos uno gordito alto. Ellos tres fueron los que apareció en el video que lo estaban sacando del Hotel Caribe”, indicó.

El expediente establece  el modo de operación de los cabecillas de la red pero también había lo que parecieran sub operaciones, y es que según estas informaciones las  víctimas que pagaban sus deudas trataban de captar otras mujeres para poder ganarse una comisión por traerlas al país que iba desde 500 a 600 dólares.

Y uno de estos procesos parece no haber salido muy bien pues escuchamos a una persona de manera agresiva y con palabras más que obscenas amenazar a una colombiana por motivo de una deuda dentro del negocio.

En los audios se escucha también a un familiar de una de las víctimas (que según la información estaba loca de tanta droga).

De alguna manera logró comunicarse con  Jose Migel Michel Guridis, conocido en su entorno criminal como Michel (y quién era el principal tratante de la organización, quien traía a las mujeres desde Venezuela y Colombia) , costeando todos sus gastos. La persona le suplica a Michel que la ayuden a regresar.

Es posible que algunas de las mujeres dentro de la red lo vieran como un empleo normal y no como un abuso u obligación,  al punto de que situaciones por clientes pudieron generar tensión entre ellas.

La operación Cattleya es considerada una de las más  grandes que haya operado en territorio dominicano en  los últimos años y en la que participaron 25 fiscales, más de 50 técnicos de investigación y especialistas en atención a víctimas, así como más de 2 centenas de policías? con decenas de allanamientos en el Distrito Nacional y Bávaro, fue una amplia investigación de 9 meses, todo para desarticular redes transnacionales dedicadas a la trata de personas bajo la modalidad de explotación sexual comercial, resultando en el rescate de más de 80  mujeres colombianas y venezolanas que eran obligadas a prostituirse.

Según el expediente luego de la operación, familiares de algunas víctimas están siendo amenazadas en Colombia. Se describe además cómo operaba la red, La organización llevaba una contabilidad en varios cuadernos en los que se evidencia la fecha de llegada al país de las víctimas, la deuda, entre otros datos que prueban parte de cómo funcionaba a nivel funcionario la red criminal.

Las mujeres captadas tenían un perfil de entre 18 y 23 años de edad, y de diferentes países, específicamente Colombia y Venezuela. movilizaban a las jóvenes con la promesa de un trabajo bien remunerado en República Dominicana.  Sin embargo, las explotaban sexualmente. Eran retenidas en el Hotel Caribe, Hotel Oscar Inn, del Distrito Nacional, y en el Residencial Coco Real, en Bávaro, Punta Cana, provincia La Altagracia.

Las víctimas del Distrito Nacional las tenían en condiciones de salubridad infrahumana, humedad, filtraciones, con aguas negras, prácticamente en condiciones de hacinamiento. El expediente sostiene que en algunas ocasiones utilizaban niños para llevar clientes hasta las habitaciones de las víctimas. Y eran obligadas a acostarse con hasta 15 hombres al día en una sola noche por cuotas que debían reportar. Además, en caso de que no quisieran cumplir con el servicio se le cobraba una abusiva y fraudulenta multa. Les obligaban a consumir sustancias controladas, las sometían a tratos vejatorios e infrahumanos y no les permitían ninguna libertad propia de cualquier ser humano, lo que llevó a varias de ellas a escaparse.

La red era dirigida por un total de 19 personas que se encargaban de diferentes funciones: Jefe o administrador, captadores, presentadores, transportistas, custodia, proveedor de drogas y captadores de activos. Sus integrantes son de nacionalidades dominicanas, colombianas, venezolanas, haitianas y francés.

La mayoría de ellos residían en los mismos hoteles usados como centro para la explotación sexual.

La red la conforman dominicanos, venezolanos, haitianos, colombianos y francés.

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