Cómo reducir gastos
Si deseamos realmente algo que no estamos logrando, podríamos tomar decisiones que nos resultarán dolorosas.
Analizando los gastos de personas que llegan a mis consultorías con problemas económicos me doy cuenta de que muchos tienen la posibilidad de aprovechar mejor su dinero. En otros, noto que en verdad no desean tener deudas, pero mucho menos hacer cambios.
- Lo primero es definir algunas metas:
- ¿Quiero adquirir algo? Como un viaje, comprar un vehículo, etc.
- ¿Deseo salir de deudas?
- ¿Decidí ahorrar para tener un patrimonio?
- ¿Deseo iniciar un negocio?
- Etc.
Cuando tenemos metas es más fácil ver la reducción de gastos como una inversión y no como un sacrificio. Es que decidir gastar menos en fiestas es un sacrificio si no lo vemos convertido en algo mejor, como una casa propia para dejar de pagar alquiler, por ejemplo.
En qué gasto:
- ¿Vivienda?
- ¿Alimentación?
- ¿Vestimenta?
- ¿Ocio?
- ¿Transporte?
- ¿Gastos desperdicio?
Debemos anotar lo que vamos gastando y no adivinar lo gastado. Es muy fácil poner un número creyendo en la percepción. La experiencia me ha demostrado que muy pocos aciertan. Cuando sacan todos los gastos realizados y lo comparan con lo que han puesto en su estimado, se dan cuenta de la diferencia. Y casi nunca es una sorpresa positiva.
En qué ahorrar:
1. Vivienda: Pocas veces es posible bajar los costos de un momento a otro. A menos que sea una hipoteca y haya formas de reducir la cuota, como negociando con la institución financiera. Pero si el problema de deudas es grave, hay que cambiar de vivienda. Si pagamos alquiler, mudarnos a una vivienda más económica, ya sea por tamaño o por localización. Y hasta vender lo propio es, en ocasiones, la opción.
2. Alimentación: Recomiendo reducir desperdicios. Ya sea por comérselo por tener de más, o por tener que tirarlo a la basura. Comprar con una lista bien hecha es prioritario. También eliminar lujos y duplicaciones en la compra.
3. Vestimenta: Revisar con lo que disponemos. Usar lo que tenemos. Lavar o reparar lo que aún se puede usar. Evitar las compras emocionales. Y, sobre todo, cuidado con adquirir algo nuevo porque lo que tengo ya me lo vieron.
4. Ocio: Depende del caso, podemos asignar un presupuesto específico por mes o semana. En casos graves de deudas, el presupuesto en este renglón por un tiempo debe ser cero.
5. Transporte: Combustible medido, quizá echar menos para no transitar innecesariamente por no tener. Cambiar el tipo de transporte es una opción. Nada de nuevas adquisiciones o cambios sin necesidad verdadera.
6. Desperdicios: Reducir gastos duendes (los pequeños de todos los días), eliminar los fantasmas (esos servicios que no usamos) y prescindir de los vampiros (esos que nos sacan todo, como tarjetas financiadas).
Reducir gastos es algo que parece más difícil de lo que es. Pero debemos saber en qué estamos gastando si deseamos atacar la fuente verdadera del inconveniente. Luego, decidir si en verdad lo que estamos haciendo es lo que deseamos. Y, por último, tomar la más difícil decisión: cambiar lo que no nos está sirviendo, por algo que nos lleve a esas metas que deseamos convertir en realidad.