De Peña Gómez a Carolina Mejía: el pulso del pueblo

Peña hablaba y el pueblo temblaba, no de miedo, sino de esperanza. Su voz rompía el silencio antiguo, con palabras que sembraban confianza.
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Por Andrés Mejía Yépez, Abogado y Gestor Cultural 

José Francisco Peña Gómez fue el líder de masas más querido y recordado de la historia dominicana. Su voz, cargada de pasión y esperanza, tocaba el alma del pueblo. No era solo un político; era un símbolo de lucha, justicia y dignidad.

Peña hablaba y el pueblo temblaba, no de miedo, sino de esperanza. Su voz rompía el silencio antiguo, con palabras que sembraban confianza.

 

En un contexto diferente, Carolina Mejía proyecta un liderazgo con una conexión parecida. Cercana, serena y con vocación de servicio, ha sabido construir confianza, solo con su presencia, trabajo y empatía, hoy Carolina, con paso seguro y el oído en la calle,abraza los barrios.

Ambos estilos son distintos, pero comparten una misma esencia: servir desde la cercanía. Peña fue el trueno que despertó conciencias; Carolina es la calma que reorganiza y construye.

Él fue la chispa que encendió el razonamiento dormido del pueblo dominicano.
Dos estilos, un mismo principio: ser parte del pueblo que echa el pleito y sigue rodando

No se trata de comparaciones fáciles, sino de reconocer que el verdadero liderazgo nace del pueblo y se sostiene en él. Peña Gómez abrió una senda; Carolina la sigue, con su propio ritmo, pero con el mismo compromiso de fondo.

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