Del Este al Sur, reflexiones de Eligio Jáquez sobre turismo y su transformación en RD

Nueva York: Con una memoria viva de los orígenes y una visión puesta en el porvenir, el excónsul general de la República Dominicana en Nueva York, Eligio Jáquez, ha compartido una poderosa reflexión sobre el desarrollo turístico de la nación, conectando su experiencia personal en la costa Este con el enorme potencial aún por materializar en la región Sur del país.
En un testimonio que combina vivencias, análisis económico y llamado a la acción, Jáquez recuerda con nostalgia los días en que la zona Este era solo una obra cruda de la naturaleza. “Conocí esa costa cuando era agua, sol y cocotales; cuando aún no había ni un hotel ni una casa entre Juanillo y Macao. Era la década de los setenta y nosotros, apenas agrónomos soñadores, imaginábamos lo que esa tierra podía llegar a ser”, expresó.
Ese sueño, que comenzó como una caminata sobre playas vírgenes, se convirtió con el tiempo en el fenómeno Punta Cana. Desde la compra inicial de tierras de tenencia frágil hasta la reubicación de familias productoras de carbón vegetal, que luego dieron origen a Verón, Jáquez fue testigo directo de la transformación. Hoy, esa región concentra más de 50,000 habitaciones hoteleras, genera más de 55,000 empleos directos y recibe más de 6 millones de turistas al año, superando incluso a gigantes turísticos de la región.
Pero en su reflexión, el diplomático no se queda en la celebración del Este. Lanza una mirada crítica y esperanzadora al Sur del país, una región históricamente olvidada por la inversión turística, pero colmada de riquezas naturales, culturales y productivas.
“Cuando el mundo conozca los encantos del Sur, no nos sorprenderá duplicar los 8 millones de turistas anuales que hoy recibimos”, afirma Jáquez con convicción. Desde las aguas termales hasta las playas intactas, desde los cultivos de mango, aguacate y uvas hasta la historia política de la región, donde nacieron nueve presidentes, el Sur posee todas las condiciones para convertirse en el nuevo polo de desarrollo de la República Dominicana.
El diplomático detalla los avances actuales como la presa de Monte Grande, que irrigará más de 250,000 tareas agrícolas entre Barahona y Neiba; el canal Ysura, que transforma la agricultura de Azua; y los primeros pasos turísticos en Baní. Además, destaca el potencial de un ambicioso proyecto de invernaderos de alta tecnología en zonas elevadas como Hondo Valle, Vallejuelo y Polo, que podría generar hasta 10,000 empleos y exportar semanalmente decenas de contenedores hacia América del Norte.
Para Jáquez, el turismo no es solo una industria de sol y playa, sino una herramienta de transformación territorial, social y económica. Y el momento de actuar, dice, es ahora. “Apoyemos al gobierno en la conclusión de la infraestructura, en llevar agua hasta Pedernales, en dotar al Sur de todo lo necesario para competir. Asombremos al mundo con lo que aún no ha visto”.
Desde la solemnidad de un inmutable silencio, donde solo se escucha lo inefable de un endeble susurro, que como el viento llega al ventanal de la soledad del poder, el veterano servidor público alza la voz por una causa mayor que es equilibrar el mapa del desarrollo, para que lo que una vez fue un sueño en el Este se replique con justicia y grandeza en el Sur. Porque como él mismo afirma, “el futuro turístico del Sur no debe ser promesa, debe ser destino”. ¡Mis afectos, querido amigo Eligio!