Demanda millonaria a funerarias de Nueva York por tráfico de cadáver de hispana en medio de la pandemia
NUEVA YORK._ Una demanda millonaria fue interpuesta por la familia de la hispana Ángela Rodríguez quien murió en medio de la pandemia, pero no de coronavirus, contra una la funeraria a cargo de su funeral, pero traficó con el cadáver que envió a otra funeraria en Brooklyn, donde su cuerpo apareció apilado junto a cientos de muertos y muertas que murieron por COVID-19.
La funeraria de Brooklyn, “Andrew T. Cleckley” en el vecindario en Flatlands, ganó notoriedad mundial cuando fueron descubiertos 200 cuerpos arrumbados en dos camiones de la compañía de mudanzas U-Haul estacionados en las inmediaciones del negocio fúnebre.
La demanda, cuyo monto millonario no fue especificado fue incoada por la abogada Kathryn Barnett, quien dijo que la señora Rodríguez, era una persona querida por todos en su comunidad y no una basura que se podía amontonar y como demandante principal figura la hija Marcella Rodríguez y una nieta que tiene el mismo nombre y apellido de la abuela muerta, Ángela Rodríguez.
La funeraria que apiló los muertos fue cerdada por las autoridades de la ciudad y el estado, y enfrenta cientos de demandas similares a la sometida por la familia de Rodríguez.
Los 200 cuerpos se estaban pudriendo en los camiones y el pútrido hedor hizo que residentes del área llamaran al 911 reportando la escena, por lo que fueron enviados policías, oficiales de la oficina del médico forense y funcionarios civiles, quienes transfirieron los cadáveres de los vehículos a morgues móviles.
Cuando parientes de otros fallecidos, fueron a la funeraria, encontraron docenas de cadáveres también apilados en la sala de espera, los pasillos, las salas de velatorios y el sótano.
«Hubo múltiples funerarias involucradas en esta estafa», dijo la abogada. «No estamos seguros de cuán lejos llega todo».
Dijo que la nieta contrató a la funeraria DeKalb Funeral Services, después que la abuela murió el 24 de marzo, para manejar los arreglos, que incluyeron tomar posesión del cuerpo y prepararlo para la cremación.
Semanas después, la familia recibió una llamada de la oficina del médico forense informándoles que el cuerpo de la abuela de Ángela, de 77 años, estaba entre los apilados como trozos de carne en la funeraria de Flatlands.
«La familia Rodríguez había escuchado sobre lo que estaba pasando allí, y sus corazones estaban con esas personas», dijo Barnett. «Nunca soñaron que Ángela, su abuela y madre, estaba entre esos restos”.
“Se sorprendieron al enterarse cuando recibieron una llamada de la oficina del médico forense. El cuerpo había sido tomado y apilado en esta funeraria de la que nunca habían oído hablar”, señaló la abogada.
La familia rehúsa especificar la causa de la muerte de la señora Rodríguez.
La abogada dijo que su firma de abogados, Morgan & Morgan, con sede en Florida, ha preparado una demanda que nombra a ambas funerarias como acusadas, pero no puede presentar el litigio hasta que se levante una suspensión relacionada con el coronavirus para interponer nuevos reclamos legales.
Mientras tanto, dijo Barnett, quiere asegurarse de que todos los registros de las funerarias se conserven para que puedan determinar qué otras empresas estaban involucradas con la que se clausuró.
La bogada aclaró que el cuerpo de Rodríguez no estaba en uno de los camiones de U-Haul y que estaba apilada dentro de una de las salas de visitas de la funeraria, y era uno de los más de 60 cuerpos encontrados en el lugar.
«Todo lo que hicieron estaba fuera de la vista de la familia», dijo Barnett. “Tienes que tener una confianza tremenda. Todos esos restos deben ser respetados. Eran la madre de alguien, el hermano de alguien, la esposa de alguien. Les dijeron que confiaran en ellos, que los pusieran en sus manos y en sus hombros».
«Este es un momento realmente difícil para la familia», dijo Barnett. Se están recuperando del shock».
“Ángela Rodríguez era abuela. Ella era una madre. Ella fue muy amada”, dijo Barnett.
«Su familia trató de hacer lo mejor para ella, y ella estaba apilada como un pedazo de basura».
Rodríguez, murió dos días después de que entrara en vigencia la prohibición del gobernador Andrew Cuomo contra todas las reuniones no esenciales, y su familia contrató a DeKalb Funeral Services en el vecindario Bed-Stuyvesant para manejar su cremación, explicó la abogada.
El director de la funeraria Andrew Cleckley le dijo al New York Times que otras cinco funerarias también usaron su espacio, lo que provocó que los cuerpos salieran de sus manos a medida que aumentaba el número de muertos por COVID-19.
Cleckley también afirmó que la escasez de camiones refrigerados lo dejó incapaz de comprar uno y que alquiló los camiones U-Haul con desesperación una vez que su capilla se llenó con más de 100 cadáveres.
La abogada dijo que la demanda por daños no especificados contra ambas funerarias, incluye el mal manejo de restos, prácticas comerciales engañosas y la imposición de angustia emocional se redactó y se archivará hasta que se levante la restricción sobre nuevos litigios en las cortes.
La demanda se presentará en la Corte Suprema de El Bronx porque allí es donde vive Marcella Rodríguez, hija de la difunta, dijo Barnett.
La nieta del mismo nombre, vive en Brooklyn.
El cuerpo de Rodríguez, que fue transferido a otra funeraria para ser manejado de manera apropiada, legal, respetuosa y con dignidad.