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Devastación y muerte en Honduras y Nicaragua tras el paso huracán Iota

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MANAGUA.- La desolación, teñida de muerte, dejada por el huracán Iota en Centroamérica empiezan a salir a la luz.
 
Se sabía que su impacto sería muy duro, pero las imágenes de montañas de escombros en Bilwi, en la región Caribe norte de Nicaragua, y de enormes inundaciones en Honduras, dan una idea de las dimensiones del desastre.
 
En Bilwi, la población erra en mitad de la nada. Miles de personas se han quedado sin un techo bajo el que protegerse, después de que el huracán destruyera sus casas. El resto no tienen ni electricidad ni agua corriente.
 
«El huracán se lo llevó todo ¿Dónde voy a vivir?»«Estaba demasiado fuerte el viento. Sentía como mi casa ya estaba así (agita fuertemente las manos para mostrar cómo se movía su casa) Yo tuve que salir con mi hijo. Se lo llevó todo. Sentía que toda la casa se me venía encima«, relata una mujer.
«Los techos se estaban cayendo, las cosas se las llevaba al mar«, cuenta otra víctima.
 
«El huracán vino y botó mi casa y la casa de mi hija. Se llevó todo de cinco casas. Así que estoy fuera. ¿Donde voy a vivir?», dice, con la voz entrecortada, un hombre.
 
Por el momento se habla de 18 muertos en el país, siete de ellos niños, la mayoría víctimas de deslizamientos de tierras e inundaciones. El huracán Iota embistió la costa nicaragüense con categoría cinco, la máxima, y vientos de 260 kilómetros por hora.
 
Honduras: 15 muertos y enormes zonas anegadas
 
Después, el huracán, convertido ya en tormenta tropical, se dirigió a Honduras, donde volvió a golpear sin clemencia zonas que hace solo dos semanas sufrieron el paso devastador de la tormenta Eta, como el extenso valle del Cauca.
 
Hay al menos 15 muertos, 14 de ellos fallecidos en varios derrumbes provocados por las lluvias torrenciales en el occidente el país. Decenas de miles de personas están en albergues, después de que el fenómeno destruyera sus viviendas. Los afectados se cuentan por cientos de miles.
 
Iota también ha dejado dos muertos en Guatemala, otro dos en el archipiélago colombiano de San Andrés y Providencia, así como un fallecido en Panamá y otro en el El Salvador.
 
El combo destructivo de las tormentas Iota y Eta ha provocado daños descomunales en viviendas, infraestructuras y cultivos, que se temen lastren durante años el futuro de la región y, sobre todo, de su población más joven.

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