Donald Trump se fortalece con acusaciones débiles sobre violación de ley anti-espionaje
Miami: El expresidente Donald Trump se declaró inocente de 37 cargos criminales que le fueron presentados en un tribunal federal de Florida. Todos los procesos que el Departamento de Justicia Norteamericano está encaminando de forma simultánea contra el expresidente han perdido mucho méritos ante la opinión pública estadounidense, donde la gran mayoría de la población cree que todos estos procesos tienen un matiz político, ya que Trump sigue siendo un contendiente imbatible del presidente Joe Biden y el partido Demócrata.
El hecho de haberse llevado los documentos de la Casa Blanca no constituye un delito por sí solo. Aunque el acto que tiene que ver con los récords presidenciales dice que estos documentos no se pueden tener fuera de la presidencia en un momento determinado y que los tiene que entregar, en caso de tenerlos en su posesión. Si el expresidente se queda con ellos, entonces estaría violando el President Records Art. Sim embargo, esto no tiene un componente delictivo criminal.
El expresidente está acusado de violar la ley anti-espionaje. Es improbable que el caso prospere en el tribunal, porque los fiscales tienen que probar que el expresidente Donald Trump utilizó los documentos para hacer daños a EE.UU, si no pueden probar esto, entonces el caso no va a ningún lado. Es decir, que deben probar que Trump violó la ley anti-espionaje y que entregó estos documentos a un espía enemigo del país que pueda usar esas informaciones en contra de los intereses de la Seguridad Nacional.
Visto de este modo, la mayoría de los estadounidenses no cree que eso haya sucedido, pero más allá de la percepción del colectivo, los fiscales tienen que demostrar que Trump se llevó esos documentos de la Casa Blanca con la intención de mostrárselos a alguien o diseminarlos para que sean usados en contra del país. La simple tenencia de los documentos no hace a Trump reo de un crimen federal, sin antes hacer algo que viole la ley de anti-espionaje con ellos.
El capítulo 18 de la ley anti-espionaje requiere que el implicado tenga la intención de hacerle daño a Estados Unidos. Porque si solamente tiene los documentos en su posesión, está violando la ley que prescribe que el expresidente tenga esos documentos en su poder, pero de ahí a poder probar que fue para uso de espionaje, parece descabellado. Partiendo de esa tesis, la gran mayoría de los estadounidenses cree que es un tema contaminado con un matiz político.
La decisión del jurado tiene que ser unánime cosa que en el caso de Trump será muy difícil, dada la polarización de la sociedad estadounidense.
El caso de esta acusación contra Trump es complejo en todas sus dimensiones y parece encaminar al Departamento de Justicia Estadounidense a otra camino sin salida que no hará más que seguir socavar los cimientos de una entidad que ha sido uno de los pilares del estado americano, cuyos niveles de influencias políticas están exacerbando los ánimos y dividiendo al país entre “los buenos y los malos”.
El panorama para los fiscales es tan sombrío que, vamos a suponer que los fiscales puedan probar que Trump filtró los documentos para que los usen los espías en contra de EE.UU (que no es cierto), entonces, entra el factor de un jurado, que no será una tarea fácil de seleccionar, dado los altos niveles de polarización política que vive la sociedad.
La escogencia de este jurado compuesto por 12 personas extraídas de las mismas entrañas de la sociedad, los que deben ser “supuestamente imparciales”, va a ser algo muy complicado porque en esta selección es donde convergen la parte legal y la política. La verdad es que la sociedad está dividida en dos y ese jurado no es ajeno a esa polarización. Así que, para conseguir un veredicto unánime, es más que imposible y sin esta condición, el expresidente Trump no puede ser declarado culpable, con tan solo uno de los miembros que presente una disidencia.
En este país, todo el mundo es considerado inocente hasta que una sentencia definitoria lo declare culpable de un crimen o delito. Eso significa que Donald Trump podrá ser candidato del partido republicano y si es favorecido por el electorado, podrá ser juramentado como presidente de EE. UU. Aunque no existe precedente, llegaría a la presidencia con inmunidad.