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Economistas afirman en la Eurocámara que es posible renunciar al gas ruso

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Bruselas,- Varios economistas afirmaron este jueves en el Parlamento Europeo que los países de la Unión Europea pueden permitirse prescindir del gas natural ruso, aunque advirtieron de que ello conllevaría una subida de los precios hasta que los Veintisiete no encontraran una fuente alternativa.

El acto estuvo organizado por el eurodiputado de Ciudadanos Luis Garicano, con el objetivo, dijo, de «devolver la racionalidad» al debate de la dependencia europea del gas ruso, una cuestión que está encima de la mesa tras el estallido de la guerra en Ucrania a raíz de la invasión rusa del país.

Pese a que este conflicto bélico ya ha provocado en la economía europea un aumento de la inflación y ha disparado el precio de los combustibles, Garicano sostuvo que la situación actual no es comparable a la incertidumbre que en 2020 generó la pandemia: «No estamos ni cerca de lo que hemos visto durante la covid», aseveró.

En este sentido, el eurodiputado español criticó que hace dos semanas el ministro alemán de Economía y Energía, Robert Habeck, alertara de que prescindir del gas ruso provocaría un desempleo masivo en Alemania e impediría a la gente calentar sus hogares, al considerar que estas declaraciones no se basan en datos objetivos.

«No entiendo por qué el Gobierno alemán habla de pobreza extrema, no tiene ningún sentido», denunció Garicano.

En declaraciones posteriores al acto, el político de Ciudadanos aseguró a Efe de que «sí que es posible renunciar al gas ruso siempre y cuando la solución alternativa pase por una respuesta a escala europea», en la que los Veintisiete actúen como bloque para reemplazar con otros mecanismos el carburante importado de Rusia.

Uno de los expertos invitados al evento, el economista alemán Georg Zachmann, admitió que sustituir las importaciones rusas es un «reto considerable», ya que, según explicó, actualmente, el 40 % del gas que llega a la UE procede de Rusia, por lo que, en su opinión, un primer paso sería rebajar del 40 % a menos del 20 % el porcentaje de gas que los Veintisiete compran a Moscú.

«Para reducir la importación, tenemos que reducir el consumo, sobre todo en la industria. En casa también tendremos que bajar nuestros termostatos y la temperatura de nuestra agua caliente… Con todo esto podríamos pasar el próximo invierno sin gas ruso, no habría ningún tipo de apagón ni nadie moriría congelado», apuntó.

Por otra parte, Zachmann también señaló que mantener unos precios altos del gas puede servir para «mandar el mensaje de que hay que ahorrar en combustibles», aunque, puntualizó, los Estados deberían «compensar a los hogares pobres con pagos directos para la calefacción» a fin de poder sobrellevar esta situación.

Por su parte, otro de los ponentes del coloquio, el profesor de la London School of Economics Ben Moll, defendió la capacidad de las economías para adaptarse a los cambios y abogó por potenciar las importaciones para contrarrestar el gas ruso.

«Hay gente a la que le preocupa el gas porque se usa mucho para fabricar fertilizantes. Entonces, ¿y si importamos fertilizantes ya hechos en vez de esperar al gas ruso para poder fabricarlos nosotros? Las empresas de fertilizantes se verían perjudicadas, pero no se rompería la cadena de producción», apuntó Moll.

Y añadió: «Deberíamos usar políticas similares a las de la covid, con medidas laborales a corto plazo. Si algunas empresas de fertilizantes o industrias del sector químico se hundiesen, el Estado debería salvarlas como Alemania hizo con Lufthansa durante la pandemia», recordó.

Con todo, este economista alemán remarcó que, en situaciones de crisis, «la necesidad impulsa la inventiva» e hizo un llamamiento final a «intentar no planificarlo todo» y a confiar, en cambio, «en la creatividad de la economía».

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