EE.UU. rechazó el plan de Israel para asesinar ayatolá Alí Jameneí

Washington, DC : El reciente rechazo de Estados Unidos al plan de Israel para asesinar al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí, ha expuesto una delicada tensión entre aliados y a la vez un cálculo estratégico que puede marcar una bisagra en el conflicto en Oriente Medio.
Según informó Reuters, en días recientes Israel comunicó a Washington haber identificado una “oportunidad operativa” para eliminar a Jameneí, quien se encontraba dentro de su complejo en Teherán. No obstante, una fuente citada por Reuters revela que Trump respondió:
“¿Han matado los iraníes a algún estadounidense? No. Hasta que eso ocurra, no hablamos de atacar a dirigentes políticos”
Probablemente Estados Unidos, con esta acción quiso evitar una escalada descontrolada de la actual situación en Oriente Medio. Un asesinato selectivo de Jameneí habría elevado inmediatamente el nivel del conflicto, movilizado a Irán y tensado la seguridad de tropas y recursos estadounidenses en la región. Según AP, esa fue la principal motivación del veto.
También el aspecto diplomático ha jugado un rol de primer orden en medio de la tensa situación. Con conversaciones nucleares aún en suspensión, canceladas en Omán tras los bombardeos israelíes, tanto Washington como potencias europeas esperan que Irán vuelva a la mesa, en lugar de una escalada irreversible .
Parece que Estados Unidos se ha inclinado por Golpear contra el régimen pero no al régimen
El objetivo israelí fue claro: desarticular el liderazgo político-militar de Irán. Pero como advierte The Guardian, Jameneí es solo una pieza en una estructura institucional robusta. Su muerte podría reforzar el nacionalismo iraní, en lugar de fracturarlo.
Reuters reporta que ya han sido eliminados varios consejeros cercanos a Jameneí, incluyendo altos mandos de la Guardia Revolucionaria, lo que ha dejado huecos significativos en la cúpula iraní. Un ataque al líder podría agravar el caos estratégico interno.
Netanyahu mismo sugirió que eliminar a Jameneí “no escalaría el conflicto, lo terminaría. Sin embargo, ese mensaje corre el riesgo de polarizar aún más la opinión pública en Irán y legitimar respuestas militares duras y represivas.
Israel ve en la eliminación de Jameneí una jugada decisiva, mientras EE.UU. impuso un límite: “No matar a líderes políticos salvo si atacan intereses estadounidenses”. Esta línea subraya que Israel depende del respaldo táctico, logístico, de inteligencia estadounidense, pero EE.UU. también impone restricciones.
Aunque algunos en Washington argumentan que esto permite mantener abierta la vía diplomática, el hecho es que las rondas de negociaciones están suspendidas, y lo harán mientras continúen los ataques israelíes.
El veto del asesinato de Jameneí es un símbolo de contención más que de debilidad. Lo que está en juego es la estabilidad regional, el control de la narrativa de guerra y una apuesta por no cruzar el umbral de una conflagración mayor. Sin embargo, también deja entrever la fragilidad de los equilibrios actuales: si Irán decide responder, si Israel insiste en golpes de alto nivel, o si EE.UU. relaja su postura, el tablero podría recomponerse en cualquier dirección.
Este episodio reafirma algo esencial: en Oriente Medio, incluso un solo nombre puede convertirse en catalizador de una escalada irreversible. El veto de Donald Trump, sea criticado como tibio o elogiado como sensato, acaba de recordar que en tiempos de guerra, la moderación puede ser la línea más arriesgada de todas.