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El día mundial de la Madre Tierra en Nueva York

"Bueno, el asunto no parece tan grave como suponen los especialistas, ni tan pequeño como lo imaginamos la mayoría, que somos la gente común. Es muy cierto que hemos estado usufructuando la Tierra y que de ella recibimos la mayoría de los alimentos que demandamos. Pero también es cierto que la hemos devastado, sobre todo, en las zonas habitadas por la gente más pobre."
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Nueva York: La celebración data de 1970, pero no fue sino hasta el 2009 cuando se formalizó y fue aceptada por los gobiernos de mas de 140 naciones en el seno de ONU y propuesta por el propio Estados Unidos. De modo que si vamos a celebrar la vida de la Tierra, se imagina uno que habría de ser en el campo, donde ella luce con donaire aún, casi todo su esplendor.

Como que se hace cuesta arriba homenajear a la Mother Land o la Madre Tierra en una ciudad cubierta de asfalto y cemento. Por tal motivo recibí con beneplácito la propuesta que desde el Departamento de Transporte (DOT), nos presentara Ydanis Rodríguez, su principal ejecutivo, que propone celebrar el Día Mundial de la Tierra, este sábado 22 de abril, caminando y dejando los vehículos estacionados. La idea no solo es novedosa y apropiada sino además, funcional y saludable, por lo que me permito  felicitar al DOT de NYC y su Comisionado, en nombre de mis hijos, nietos y biznietos.

  Un poco de historia sobre los datos básicos

Los científicos evalúan que la edad de la Madre Tierra es de 4,500 Ma (millones de años). Y nos aseguran que la vida vegetal surgió hace unos 485 Ma. Los primeros animales vivos de formas definidas aparecieron 370 Ma mas tarde; y finalmente, el homo sapiens o el hombre común -en su versión arcaica- hizo su entrada al escenario recientemente, hace escasamente unos míseros 300,000 años. Pero le costó cerca de 200,000 años para llegar a su condición actual, mas o menos.

Con esta relación de tiempos es fácil entender que la Tierra se ha pasado la mayor parte de su vida evolucionando por si misma o por su interacción con el resto del Universo. Pero, ¿qué tanto la hemos cambiado nosotros? y ¿hasta dónde habremos de seguir alterándola? Estas son las preguntas que nos hacemos en este siglo XXI que recién inicia.

¿Cuánto daño le hemos hecho realmente?

Bueno, el asunto no parece tan grave como suponen los especialistas, ni tan pequeño como lo imaginamos la mayoría, que somos la gente común. Es muy cierto que hemos estado usufructuando la Tierra y que de ella recibimos la mayoría de los alimentos que demandamos. Pero también es cierto que la hemos devastado, sobre todo, en las zonas habitadas por la gente más pobre. La hemos agredido con la contaminación que generan las grandes industrias, en los países mas ricos y en “vía de desarrollo”.

Le hemos abierto un hueco tan grande a la atmósfera, que la capa de ozono es cada vez menor y ya no nos protege de los rayos ultravioletas. Mientras derretimos los polos, por un lado, por el otro hacemos desaparecer los ríos y convertimos el agua potable, tan básica para la sobrevivencia del género humano, en nuestro principal motivo de guerra los próximos cincuenta años. En fin, le hemos hecho el mayor daño posible, al tiempo que seguimos empecinados en la autodestrucción de la humanidad.

Es tiempo de que hagamos un alto en esta carrera contra la vida de lo único que nos garantiza la existencia futura de nuestros hijos.

¡Alto al suicidio colectivo, démosle un chance a la Madre Tierra!

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