El doctor Polanco puso el dedo en la llaga
Nueva York: Y lo hizo hasta sin querer, porque él no pretendía exponer al escrutinio público, la rutina operacional de los partidos políticos dominicanos que funcionan en Estados Unidos. Eso no estaba en su mente y mucho menos, que esos asuntos de la disfuncionalidad de tales organizaciones, pudiera interesar tanto a la comunidad que durante 60 años los ha respaldado.
Hay que admitirlo: el doctor Polanco no tenía idea de la clase de madeja que estaba desenredando. Él solo se sentía burlado -y posiblemente también frustrado- por la forma de actuar y catadura moral de gente que siempre consideró como sus amigos y “compañeros”, por lo que, nunca escatimó esfuerzos ni recursos para respaldarlos y en algunos casos, hasta socorrerlos ante alguna adversidad.
El asunto es que ya se destapó el pozo séptico y lo único que procede es limpiarlo con el mayor cuidado, pero, hasta el fondo. A eso me refería en mi entrega anterior, a la realidad de analizar a conciencia las implicaciones de actuar políticamente en tierras extranjeras con una agenda netamente dominicana. De modo que abordaremos de forma individual algunos aspectos del fenómeno.
¿Quién emigra de los países subdesarrollados?
Emigramos los que sentimos que no podemos competir. Los que no vemos luz al final de ese túnel imaginario que es nuestra vida misma, los que no avizoramos solución al futuro de nuestras familias. Eso no significa que emigrar sea siempre la mejor salida al dilema, creo que todos lo entendemos. El caso es que en la primera generación muy pocos logran integrarse a plenitud a esta sociedad pero, en la segunda, si podemos hacer el “crossover”. Nuestros muchachos lo están haciendo, obtienen mejores salarios porque se gradúan en la universidad y pueden competir con los nativos, sean blancos, negros o migrantes de cualquier parte del mundo.
El voto en el exterior
Por motivos puramente emocionales nos abrazamos al voto en el exterior. La primera generación quería replicar en tierras extrañas las costumbres que trajo en su mochila cultural y después de 20 años haciéndolo, vemos que no tenemos un solo beneficio que se pueda tipificar como salido de esa práctica. Esa es la verdad monda y lironda; y también es el reto que hoy tienen los partidos políticos ante la sociedad: demostrar ¿de qué nos ha servido ejercerlo? Los que se oponen al voto a distancia, lo acatan porque esa es la ley, y las leyes se cumplen o se derogan; el asunto sin embargo, estaba en la mesa de discusión de la comunidad consciente y era solo cuestión de tiempo para plantearlo
Pero, los desafueros cometidos contra el doctor Polanco van a acelerar esta discusión y se prevé que antes de que el honorable juez Eduardo Robreno lo examine en la corte de distrito correspondiente, ya la comunidad tendrá una idea fija en su cabeza: ¿de qué nos ha servido votar aquí, por las autoridades de allá?y al margen del curso que le imprima la corte al asunto -que esperamos sea el menos traumático para los acusados- es seguro que la pertinencia del voto en el exterior, habrá que reevaluarla.
Es en este escenario de discusión donde la cúpulas partidarias tendrán que dar la talla y demostrar que cuando menos entienden la dinámica de crecimiento de las minorías migrantes en esta gran nación, aunque, saben perfectamente que nunca han estado a tono con los planes de empoderamiento de los dominicanos aquí. Todas las ideas concebidas -y el voto a distancia es la principal- han sido para garantizar beneficios a las estructuras de los partidos políticos, nunca a la gente común.
Las reglas del país anfitrión
La primera generación masiva de dominicanos en USA, nunca siguió las reglas del juego local porque vinimos para hacer unos ahorritos y volver al terruño querido lo antes posible. Por eso los partidos no se registran ante las autoridades en Washington, pero tampoco se acreditan como sociedades sin fines de lucro. Sin embargo, reciben dinero de contribuyentes y pagan servicios variados, pero no se lo dejan saber al IRS, como demanda la ley. Esto los hace pasibles de penas que pueden ocasionarles males mayores porque, “la evasión de impuestos es un sacrilegio en este país” y todos lo sabemos.
El problema se complica con la demanda de Polanco, porque todos esas anomalías e irregularidades que se han registrado, ahora se hacen evidentes y la Ley Rico conecta estos movimientos monetarios generados por la improvisación de nuestros “dirigentes” tradicionales, con delitos mucho más punibles. Así entran en escena ahora: evasión de impuestos, lavado de activos, extorsión, conspiración para delinquir, autoría intelectual de crímenes y cualquiera de las 35 violaciones que contempla la legislación.
Lo más recomendable para los acusados
No es el silencio evasivo y cómplice, ni la satanización del doctor Polanco -que tiene todo el derecho y la legitimidad de iniciar el proceso- sino, buscar ayuda legal lo más rápido posible y hacer consciencia de que el momento actual no es igual ni parecido al que vivieron en las elecciones de 2020. Ahora hay una acusación formal ante la Corte del Distrito Este en Pennsylvania bajo los requerimientos de la Ley Rico y eso tiene sus bemoles, veamos:
1) Al margen del monto que exige el doctor Polanco como compensación por los daños causados, el juez pudiera considerar triplicar la suma demandada bajo el considerando denominado “Treble damages”, que suele ser de aplicación inmediata en esta legislación.
2) Aún con esa cantidad considerada por el juez, el Jurado puede sumarle otra extra, que se justifica en lo que la legislación tipifica como “Punitives damages” o “castigo por daños”, pero que nunca disminuye la fijada por “Treble damages”.
3) Estas explicaciones vienen de un comunicador que quiere ser objetivo y hace las tareas correspondientes, pero no es un especialista en asuntos legales, aunque si trata de ver el asunto desde el punto de vista político más amplio.
En una tercera entrega expondré mis consideraciones finales, para proponer una salida política conveniente y armoniosa para las partes; pero que, al mismo tiempo sea beneficiosa para la Comunidad dominicana residente en el exterior.
¡Vivimos, seguiremos disparando!