El juicio a los policías españoles que mataron al dominicano Kebyn Brayan
Kebyn Brayan Peralta, de origen dominicano, murió en noviembre de 2021 a manos de tres agentes españoles que le propinaron seis disparos en el cuerpo. El pasado viernes empezó el juicio en España por los hechos, que ocurrieron en la residencia de la víctima en Vallecas, una comunidad de Madrid. En este juicio el juez tendrá que valorar si la actuación policial fue en legítima defensa, completa o incompleta, o si fue una actuación desproporcionada.
Al no haber cámaras de seguridad en el edificio que muestren lo que ocurrió aquel día de noviembre, el juez tan solo dispone de las declaraciones de los policías, únicos testigos vivos de lo que ocurrió, además de las pruebas físicas del lugar. Según los agentes, Kebyn Brayan Peralta se acercó con un cuchillo de 4.1 pulgadas (12.5 centímetros, el tamaño de un cuchillo para pelar papas) e intentó apuñalarles. “No eres consciente de que disparas. No oyes nada. Solo piensas que no muera tu compañero. No cesaba la agresividad. Los impactos no se notaba que los recibiera”, declaró uno de los policías en el juicio.
El supuesto cuchillo que Kebyn Brayan usó para atacar a los agentes era de 4.1 pulgadas y apareció roto por el mango, separado de la hoja, y sin huellas.
La abogada de la familia
Cynthia Favero es la letrada encargada de la acusación, la que defiende la postura de la familia. En el juicio, solicitó al jurado que tome una decisión “con valentía” y aplique “el sentido común” al considerar que existen indicios de criminalidad contra los agentes.
“Los agentes entraron como un elefante en una cacharrería matando moscas a cañonazos. Diecinueve disparos es una cifra ilógica, irracional y desproporcionada, carente a cualquier tipo de alegación de legítima defensa. Gracias a Dios no pasó nada más, porque las balas volaron por la escalera del rellano”, declaró la abogada.
La familia de Kebyn piensa que dispararle 19 veces fue una actuación desproporcionada, dado que eran tres policías equipados con un escudo protector que se enfrentaron a un chico de 19 años, de una complexión física delgada y con un cuchillo de 4.1 pulgadas, del tamaño de pelar papas.
Los hechos objetivos
Hay una serie de hechos que el juez tendrá que valorar a la hora de tomar una decisión firme. Estos hechos tienen que ver con los restos que se encontraron en el edificio y las declaraciones que coinciden en ambas partes, acusación y defensa.
En primer lugar, la madre de Kebyn Brayan declaró que su hijo ese día estaba más violento y enfadado de lo habitual. Cogió un cuchillo de la cocina y amenazó a su hermano mayor. Por este motivo llamó a la policía y los agentes acudieron al lugar. Es por este motivo que la primera evidencia es la siguiente: Kebyn Brayan tenía un cuchillo y actuaba de forma violenta.
A partir de ahí, lo único que se puede hacer es especular. ¿Kebyn atacó a los agentes con la suficiente agresividad como para recibir seis disparos de los 19 que le propinaron? Para ello hay que entender cómo era la situación.
El escenario fue el rellano de las escaleras de un edificio. Es decir, una zona estrecha, sin mucho margen de maniobra. Un lugar en el que retroceder es difícil, aún más cuando estás siendo atacado. En esa disputa los protagonistas fueron cuatro personas: por un lado Kebyn y por el otro tres policías.
Los “dos bandos“
Para determinar si la actuación policial fue legítima defensa completa, incompleta, o una actuación desproporcionada hay que tener en cuenta los “dos bandos” y el lugar de la disputa.
Kebyn Brayan medía 5.5 pies y pesaba 154 libras (170 centímetros y 70 kilogramos). No era un chico alto, tampoco tenía una complexión fuerte y pesada. Más bien todo lo contrario: era un joven de estatura media y de complexión delgada. Posiblemente era un chico ágil, pues su estado físico se lo permitiría. El peligro, entonces, no provenía de su físico, sino del supuesto cuchillo de 4.1 pulgadas que llevaba en la mano. No era un cuchillo grande ni voluminoso. Era un cuchillo normal, peligroso, pero no como un machete, ni mucho menos. ¿Hacían falta 19 balazos para frenar a un chico con un cuchillo de tamaño pequeño?
Por otro lado, los tres policías nacionales. Los policías son profesionales entrenados que deben mantener un buen estado físico: con fuerza y resistencia. La estatura mínima para ser Policía Nacional es de 165 centímetros, pero los agentes con una estatura inferior a 170 centímetros son muy pocos. Suelen ser altos y fuertes. Es por ello que probablemente los tres serían más altos que Kebyn. Más altos, más fuertes y mejor equipados. Llevaban chaleco antibalas y un escudo protector.