El proyecto de ley sobre movilización agita la sociedad ucraniana
El ejército ucraniano enfrenta dificultades: escasez de municiones y la necesidad de reponer sus filas. La dinámica parece favorecer a los rusos, como lo demuestra la reciente toma de control de la ciudad industrial de Avdiivka, cerca de Donetsk. Los ucranianos no observan avances significativos, sino más bien retrocesos, lo que no permite ser optimistas. En este contexto, el proyecto de ley sobre la movilización genera agitación en la sociedad ucraniana.
Los voluntarios comienzan a escasear, y otros intentan pasar desapercibidos, como Andrii, de 40 años: “No tenemos suficientes armas, municiones ni equipo, no quiero ir a ´defender el país desnudo´, si me permite la expresión. Es simplemente suicida. La movilización de hoy equivale a utilizarnos como ‘carne de cañón’. En el trabajo, estamos negociando un aplazamiento de la conscripción. Mi única esperanza es el trabajo”, dice.
Grigori, un diseñador de 33 años, está recibiendo formación en armas para civiles. Sujeta un rifle automático por primera vez en su vida. Sin esperar la orden de movilización, que está convencido de que llegará, ha decidido tomar la iniciativa.
“Si eres realista, comprendes que es esencial prepararse porque la guerra va a continuar. Además de la preparación física y teórica, también hay que prepararse psicológicamente. Adquirir conocimientos prácticos facilita que poco a poco las cosas comiencen a entrar en mi cabeza. Es una forma de estar listo para la guerra“, apunta.
Lejos del frente, un aire despreocupado invade el centro histórico de Lviv. Un hombre con uniforme militar camina a paso decidido. El oficial, cuyo nombre en clave es Gourmet, está pasando unos días de entrenamiento en la ciudad del oeste de Ucrania, antes de volver al campo de batalla. La compañía, dice, debe ayudar a reponer las filas del ejército.
“Los recursos humanos se están agotando. No puedo decir que hayamos sufrido pérdidas colosales, pero no podemos negarlo: necesitamos reclutar. Y a nosotros también nos gustaría poder descansar. Hace dos años que no tenemos rotación. Necesitamos gente. También necesitamos armas, pero sin gente no lo conseguiremos”, sostiene.