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El traqueteo de los políticos boricuas locales de Filadelfia

"“El tamaño del miedo que tiene alguien solo se puede medir por el calibre de las armas que usa”.
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Filadelfia, PA: Los eventos de las primarias demócratas del año 2015 son los mismos temores que agobiaban a la concejal María Quiñones Sánchez en el último proceso electoral en que fue enfrentada por el Representante Estatal Ángel Cruz en el año 2019.

En el 2015 el poder político boricua de Philly se hallaba bajo enormes presiones muy inusuales. Es que por primera vez los políticos puertorriqueños locales se habían declarado la guerra entre sí en una lucha a muerte por el control del Distrito 7 de la ciudad. La hegemonía política de la inefable concejal María Quiñones Sánchez estaba amenazada otra vez. Su habilidad para mantener el favor político de sus otrora aliados se había convertido en un reto perdido. La batalla había exacerbado los ánimos y la lucha de intereses disparó las hostilidades.

Quiñones Sánchez, desde sus inicios políticos ha tenido que pelear desde abajo con la maquinaria de su propio partido demócrata, que nunca la ha querido. Sin embargo, hay que reconocerle que ha vencido en múltiples ocasiones a esta maquinaria, imponiendo su ascenso y permanencia en su asiento del Consejo de la ciudad de Philadelphia.

Lo que esta dirigente política local enfrentó no fue fácil. Los invencibles Carlos Matos, el clan de los Acosta y Ángel Cruz, quienes estaban dispuestos a pasarle factura de cuentas pendientes a María Quiñones. Para ello se inventaron el experimento “Manny Morales”, un pino nuevo traído por los moños para enfrentar a una vetusta de la política vernácula, conocedora de los intríngulis, mañas y tramposería del partido demócrata local.

Morales fue sometido a un intenso escarceo público-mediático, que fue magistralmente manejado por la campaña de Quiñones Sánchez. Usaron unas publicaciones con tintes homofóbicos y racistas de una página de Facebook, supuestamente de Manny Morales y que este alega le fue hackeada por la campaña de Quiñones Sánchez, sin mostrar mayores evidencias que sirvieran de argumento y al no convencer al público, Morales” fue por lana a esas elecciones y salió trasquilado”.

Conocedora de que su poder político seguiría amenazado, a pesar de haber ganado aquellas históricas elecciones del 2015, Quiñes Sánchez sabía que las cuentas pendientes con sus antiguos aliados traerían un alto precio político en su carrera. Sus sospechas no se hicieron esperar, cuatro años después,  para las elecciones de 2019, la flamante concejal estaba en rumbo de colisión nada más y nada menos que con el mismo Representante Estatal,  Ángel Cruz, en una lucha sin cuartel, en la que la mayor cuota de probabilidades catastróficas la aportaría la incumbente, porque el Representante Cruz, no arriesgaba nada, porque si perdía, podía regresar al Capitolio estatal sin ningún impedimento, pero si María perdía, se iría para siempre del Consejo de la ciudad de Filadelfia.

Consciente de lo que venía, Quiñones Sánchez, dio un paso más al frente: Pidió una investigación sobre lo que llamó las boletas “altamente sospechosas” emitidas en 2015 y una mirada atenta a las urnas el día de las primarias, el 21 de mayo de 2019.

Es así como 7 semanas antes de que se emitieran los votos, la concejal María Quiñes Sánchez pidió una investigación sobre un posible fraude en esas elecciones. Era un sentimiento como el que juega la lotería sabiendo el número que va a salir. Ella era conocedora de lo que el grupo que en esta ocasión la adversaba era capaz de hacer con las máquinas electorales, porque antes de la declaratoria de guerra, ella pertenecía a esa misma maquinaria.

Quiñones Sánchez pidió a la Oficina del Comisionado de la Ciudad que revise los datos relacionados con las boletas “altamente sospechosas” remitidas en 2015 y que agregue capacitación para los trabajadores electorales para garantizar que los votantes no sean influenciados injustamente durante las primarias del 21 de mayo de 2019.

“El tamaño del miedo que tiene alguien solo se puede medir por el calibre de las armas que usa”.

Quiñones Sánchez señaló a su retador, el Representante Estatal Ángel Cruz, como un motivo de alarma. Cruz, el indiscutido líder demócrata del Distrito 180, ayudó a dirigir la campaña de Manny Morales en 2015. Ella llegó a formular una seria acusación en contra de estos dos últimos hombres de usar una afluencia de dinero del Local 98 de la Hermandad Internacional de Trabajadores de la Electricidad para un programa que influyó ilegalmente en los votantes dentro de las cabinas de votación, acusaciones que Cruz calificó como “frívolas”.

Esta vez, la campaña del 2019 desató una guerra contra el reloj por los grandes intereses que representa el Distrito 7, que abarca la mayor parte del norte de Filadelfia, Kensington y Port Richmond. Esta sería la última batalla épica entre “La María y El Ángel”.

Para la época, Quiñones Sánchez, envió una misiva escrita a Shapiro y Krasner, mediante la que hacía referencia a US $100,000 del Local 98 repartidos por el distrito en 2015, pero no menciona el nombre del sindicato, porque obviamente eso no le convenía estratégicamente. No obstante, en un correo electrónico a los partidarios en febrero, la concejal sí vinculó el dinero al sindicato.

Para ese entonces, el líder del  Local 98, John “Johnny Doc” Dougherty, el concejal Bobby Henon y otros seis dirigentes sindicales, fueron acusados ​​el 30 de enero de malversar más de $ 600.000 entre 2010 y 2016. Todos se declararon inocentes.

Una de las debilidades más conocidas internamente entre los líderes del partido demócrata local de Filadelfia se encuentra la gran dependencia de su distrito en la “asistencia al votante”, es decir, hay muchas personas que necesitan que una persona le ayude a utilizar las máquinas de votar o vote por ellos. El sistema funciona de la siguiente manera: Los votantes que deseen llevar a alguien a la cabina de votación con ellos para ayudar pueden firmar una declaración jurada para obtener permiso para hacerlo.

En las primarias de 2015, se emitieron más de 1,000 boletas con asistencia en 156 divisiones en el Distrito 7, según denunció Quiñones Sánchez. En todas las otras 1.681 divisiones, solo se emitieron 200 votos asistidos. Aunque estas declaraciones nadie las pudo confirmar, a nadie se le ocurre dudarlas, viniendo de la propia concejal, experta en esos “asuntos”. Sobre todo, cuando en su propia experiencia pidió una revisión de los resultados de las elecciones del 2015, en las que sobrevivió a penas por un pírrico margen de 868 votos sobre su contendor, Manny Morales.

Ante la legítima aprehensión de perder el control del Distrito 7, Quiñones Sánchez, apareció en un comunicado de prensa acusando al Representante Ángel Cruz de “actividad ilegal” en 2015. Dijo que una revisión de los resultados de esa carrera sugirió un número inusualmente alto de solicitudes de asistencia para votar en los distritos 7 y 19, a cargo de Carlos Matos, aliado de Cruz. Dos demarcaciones que ni ellos han perdido nunca; ni ella pudo ganar.

Puesto más claro, la concejal María Quiñones Sánchez estaba atribuyendo el estrecho margen de las elecciones del 2015 a un fraude colosal orquestado por el líder demócrata Carlos Matos y el Representante Estatal Ángel Cruz, los dos arquitectos de sus primeros triunfos de su carrera como concejal.

En abril del 2019, el representante Ángel Cruz, quien en esta ocasión enfrentó personalmente a la concejal como candidato por el Distrito 7 expresó que: “Ni siquiera hemos votado. Faltan dos meses para las elecciones y ¿vas a decir que la gente te está robando las elecciones?”.

“La concejal Sánchez necesita dejar de jugar al niño que llora lobo y esperar a ver qué pasa. No estoy cometiendo fraude”, aseguró Cruz, quien finalmente no pudo derrotar a la concejal Quiñones Sánchez en mayo de 2019. Pero el traqueteo de los políticos locales, el dime y te diré, acusaciones y contra acusaciones entre ellos, nos hacen pensar que solo nos van dejando, ¡delincuencia política y traqueteos!

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