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El triple salto mortal de la reelección de Abinader si no nombra perremeístas ahora

"La buena noticia es que, el presidente Luis Abinader y el PRM aún tienen tiempo para enmendar este grave error. Solo tienen que incluir en el tren gubernamental a esas fuerzas internas que tras ese olvido están adormecidas y disgustadas para que ipso facto se integren al proceso de consolidación y crecimiento del partido, porque, según las mediciones, los números no alcanzan para ganar en una primera vuelta".
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Nueva York: El presidente Luis Abinader está inmerso en un proceso de reelección con la intención de que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) se mantenga en el poder más allá del 2024. Sin embargo, si no nombra a los perremeístas que están sin trabajo, en vulnerabilidad y precariedad extrema, estaría dando el triple salto mortal de una reelección cuyos números no alcanzan para una primera vuelta.

Indiscutiblemente, ya el PLD no es una significativa amenaza para la continuidad del presidente en el poder. No obstante, ese partido representa un latente riesgo, porque de ser la mayor organización política del país; pasó a ser un partido “bisagra” y las bisagras solo sirven para abrir las puertas para que otro entre.

Y ese otro se podría llamar Leonel Fernández y su nuevo partido, La Fuerza del Pueblo (FP), quien está haciendo todo lo posible para debilitar cada día más al PLD, porque Fernández entiende que su potencial crecimiento más cómodo es convencer a los peledeístas para que continúen el procedo de transfuguismo hacia su organización.

A diferencia del PRM, el PLD al llegar al poder se dedicó a consolidarse como partido basado en el reparto del presupuesto nacional, integrando al tren gubernamental, no solo a sus dirigentes y miembros, sino también a sus aliados, formando así una dinastía que perduró por 16 años y dos presidentes antes de ser echados del Palacio Nacional en 2020.

En cambio, el PRM y el gobierno de Abinader han descuidado las bases de la estructura partidaria, lo que ha generado el mayor descontento a que se enfrenta internamente el proyecto reeleccionista. Así la estructura nacional del PRM está hoy en día en crisis, porque una enorme reserva de dirigentes a más de dos años en el poder, aún están hasta sin empleos, los reclamos se escuchan en alta voz, desde los presidentes provinciales, municipales, zonales, vicepresidentes, subsecretarios, los equipos de los alcaldes, senadores, diputados, dirigentes distritales, hasta los comités afectivos, las quejas por la exclusión en el tren gubernamental es el común denominador.

La Dirección del Partido ha fallado, la Dirección Ejecutiva y sus diferentes secretarías han estado bajo una inercia que roza los límites de los riesgos. Se creía que después de los cambios y ampliación de la estructura del PRM, las cosas cambiarían y el partido se reactivaría. Sin embargo, los cambios no se dieron, sino que se ejecutó un secuestro de esa estructura y se impuso la escogencia en vez de una convención abierta, bajo la modalidad del voto directo y secreto. No hubo una restructuración y la inercia ha continuado, el partido sigue durmiendo y sus altos dirigentes borrachos del néctar del poder.

Es el mayor riesgo a que se enfrenta la reelección, porque el partido está fragmentado a lo interno, cuyo crecimiento después de la reestructuración, no fue posible por la crisis interna que generaron las escogencias. Entonces, ¿qué espera Abinader para apoyarse en su propio gobierno? La imagen del gobierno del cambio se está deteriorando, con opositores internos de la envergadura de Ramón Alburquerque, Fafa Taveras, Guido Gómez Mazara, entre otros. A esto se le agrega el continuo desencanto de las bases del PRM que se sienten abandonadas por los funcionarios que el presidente ha nombrado en el gobierno.

La buena noticia es que, el presidente Luis Abinader y el PRM aún tienen tiempo para enmendar este grave error. Solo tienen que incluir en el tren gubernamental, ahora, las fuerzas internas que tras ese olvido están adormecidas y disgustadas para que ipso facto se integren al proceso de consolidación y crecimiento del partido. Porque, según las mediciones, los números no alcanzan para ganar en una primera vuelta y avocarse a una segunda vuelta, es una especie de ruleta rusa para el presidente Abinader porque se podría reeditar un escenario parecido al que generó el “Pacto Satánico”, que tronchó el paso al poder del líder, José Francisco Peña  Gómez.

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