A pocos kilómetros de la ciudad de Nantes, en el noroeste de Francia, hay un zoológico que atrae a cientos de miles de turistas cada año. Hoy se conoce como Planète Sauvage y es principalmente el hogar de animales de la sabana. Pero hace 30 años, este lugar tenía una identidad muy diferente.
En 1994, dos años después de su apertura, el parque entonces conocido como Safari Africain (“Safari Africano”) se asoció con la marca de galletas St. Michel. Unos años antes, la empresa había lanzado un nuevo producto para diferenciarse de la competencia: una galleta de chocolate llamada Bamboula. Su mascota, un niño negro llamado Bamboula, que vivía en el universo imaginario de Bambouland, rápidamente se hizo popular entre los más pequeños. Se transformó en un personaje de dibujos animados y luego apareció en llaveros, pegatinas y revistas.
El éxito de Bamboula llevó a St. Michel a ponerse en contacto con Safari Africain. Al principio, la idea era dedicar una parte del parque a Bamboula y su mundo. Pero el administrador del parque, Dany Laurent, decidió ir más allá y recrear un pueblo completo dentro del parque, con calles, cabañas y… gente.