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Elecciones en Estados Unidos: Joe Biden reaccionó mejor en una entrevista clave

El presidente dio un reportaje para remontar su desempeño pobre e incoherente en el debate contra Trump. Se lo vio con más energía, pero no aplacó las presiones para que renuncie a su candidatura.
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Maquillado y con un look más descontracturado sin corbata, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, salió en una búsqueda desesperada para intentar salvar su candidatura a la Casa Blanca, que se ve amenazada desde que el jueves pasado sufrió una catástrofe en el debate con su rival Donald Trump, en el que se lo vio débil e incoherente.

En una entrevista difundida este viernes, a Biden se lo vio más enérgico que aquella noche fatal e insistió en que está en buena forma, que no renunciará y que es el mejor para ganar al magnate. “Sólo me retiraré si el Señor Todopoderoso me lo pide”, desafió. Pero, más allá de sus esfuerzos, no le será fácil despejar las fuertes dudas sobre su capacidad para conducir otros cuatro años la primera potencia del mundo y los clamores para que de un paso al costado.

“Estaba enfermo, me sentía terrible”, dijo el demócrata en un reportaje que dio a la cadena ABC, que fue grabado. Pero, aunque en el set de televisión no sufrió graves traspiés como el jueves pasado, hubo momentos en que las alarmas sonaron como cuando el conductor le preguntó: “¿Vio el debate de nuevo?” Y el presidente respondió dubitativo: “Creo que no”.

Biden, hoy de 81 años y que tendría 86 al finalizar un posible segundo mandato, buscó retomar la confianza de su partido, de los legisladores demócratas, de los donantes y de los votantes en general que clamaron estos últimos días en privado y en público que renuncie a su candidatura para las presidenciales del 5 de noviembre para dar lugar a otro postulante que tenga más chances de ganar a Trump. Sería un proceso muy inusual pero posible porque la Convención demócrata, que elige formalmente al candidato, se celebra recién en agosto.

A pesar de las fuertes presiones, Biden dijo que no renunciará. Y lo repitió varias veces en los últimos días para intentar frenar la embestida desde todos los frentes, incluso este viernes en un acto de campaña que celebró en Madison, Wisconsin y ante periodistas.

Más allá de las intenciones del presidente, toda la expectativa estaba puesta en la entrevista televisada con George Stephanopoulos, conductor que hace décadas fue asesor en el gobierno de Bill Clinton. De por sí era un terreno “amigable” dado que el reportaje era grabado y el entrevistador era alguien de conocida filiación demócrata, pero ni bien comenzó el programa, dijo que se transmitía en totalidad y sin cortes y fue punzante en las preguntas.

Lo importante era ver, más allá de las palabras, el desempeño en general de Biden para confirmar si solo estaba enfermo aquel día o su falta de lucidez es permanente.

Fue evidente que los asesores de imagen trabajaron. Biden lució un traje sin corbata y con camisa rayada, un look más juvenil al acostumbrado. También hubo más dosis de maquillaje, ya que durante el debate con Trump se lo vio pálido al presidente, en un claro contraste con el bronceado (falso también) del magnate, que a pesar de tener apenas 3 años menos que Biden lucía mucho más juvenil, más allá.

Esta vez al presidente se lo vio más enérgico, respondió con mayor rapidez, sin silencios incómodos a pesar de que fue punzado por el entrevistador varias veces. Sentados frente a frente, el conductor le preguntó sin rodeos sobre el debate: ¿Fue un mal episodio o fue una señal de una condición mayor? “Fue un mal episodio”, dijo Biden. “Una mala noche”. “No hay nada grave”. “Estaba exhausto, no escuché mis instintos”, dijo Biden.

La voz sonaba más clara que en el debate, que estaba ronca y por momentos apenas se escuchaba, fruto de un fuerte resfrío que, según dijo después, lo tenía a mal traer, sumado al jet lag luego de tanto viaje por distintos husos horarios. El presidente había llegado de una extensa gira por Europa, luego viajó a Los Angeles y regresó a Washington para preparar luego el debate por 6 días en Camp David con una docena de asesores.

Este viernes, en cambio, a Biden se lo veía más saludable, aunque siempre con la rigidez en el rostro que lo caracteriza, que algunos especulan que puede ser fruto de alguna enfermedad como Parkinson y otros de algún tratamiento de belleza que no solo le elimina las arrugas que debería tener a su edad, sino también los gestos y emociones visibles. El presidente arrancó y terminó la entrevista sentado, lo que evitó que se lo viera caminar rígidamente, al borde del tropiezo, como cuando ingresó al escenario del debate.

La narrativa de Biden en el reportaje este viernes era similar al que viene dando estos días: su desempeño en el cara a cara con Trump fue algo pasajero producto del cansancio. Pero cuando el conductor le preguntó sobre si vio el debate posteriormente, el presidente titubeó: “Creo que no”. Esa frase fue lo más complicado de la entrevista para Biden.

El presidente se atribuyó la culpa de su mal performance. “Fue exclusivamente mi culpa, de nadie más”. E insistió en que fue “una mala noche”.

¿Es el mismo de hace 3 años?, le preguntó el conductor, en referencia a artículos de prensa que citan en forma privada a funcionarios de la Casa Blanca que dicen que a veces no tiene la agudeza de antes. “En términos de éxitos, sí”, respondió Biden y se puso a hablar de su trabajo en Oriente medio, economía, empleo.

Cuando Stephanopoulos le insistió, el presidente respondió: “Estoy en buena forma”. Mi doctor dijo que estaba exhausto” la noche del debate. “Solo me retiraré si el Señor Todopoderoso me lo pide”.

“Tengo evaluaciones todos los días”, respondió Biden en referencia a su trabajo cuando se le preguntó si se sometería a un test cognitivo y dijo que además hacía sus chequeos anuales. El conductor insistió y le preguntó que le diría a la gente que está preocupada por su edad y su salud y que le piden una evaluación médica independiente: “Que me miren todos los días”, respondió.

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