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Embajadora Sonia Guzmán revela en Nueva York su padre se suicidó por depresión profunda no tratada y no por corrupción

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NUEVA YORK._ La embajadora dominicana en Estados Unidos  Sonia Guzmán Klang reveló que su padre, el entonces presidente Don Antonio Guzmán Fernández,  se suicidó el 4 de julio de 1982 (faltándole 43 días para concluir el período constitucional), por una depresión profunda que nunca fue tratada y no porque ella y su esposo, José María Hernández Espaillat, estuvieron involucrados en actos de corrupción, siendo ambos altos funcionarios del Gobierno de su papá (1978-1986), como se ha venido especulando desde entonces.

La diplomática, cuyo esposo fue Secretario Administrativo de la Presidencia y ella subsecretaria, durante ese período, entrevistada el lunes en el programa “Entre Líderes” por los periodistas José Alduey Sierra y Manuel Ruiz y el comentaristas Jorge Solano, sostuvo que en esa época el tema de la depresión era un tabú en la República Dominicana, y tratándose especialmente de un presidente, nadie, incluyendo los médicos se atrevía a hablar de ello.

“En esa época hablar de una persona deprimida, era hablar de alguien que estaba medio loco que tenía que al ir al siquiatra”, explicó la embajadora.

“Eso fue una situación que lamentaron, pero inevitable de la que nadie atrevía a decirlo. Mucha gente dice que por mí, que estábamos en corrupción, que yo era dueña del hotel Lina y yo y mi marido, éramos que para allá y para acá”, añadió.

Sobre las teorías de conspiración que se tejieron y divulgaron sobre la muerte del mandatario, en las que se decía que era izquierdo y el tiro estaba en la sien derecha, respondió que su padre era derecho, pero en un accidente se rompió un huesito del hombro y usó un revólver calibre .38 cuyo gatillo se podía halar con suavidad, aunque tenía una pistola, pero es un arma que para sobarla requiere mucho más fuerza.

Dijo que sus revelaciones sobre el suicidio de su papá las estaba ofreciendo como primicias al programa “Entre Líderes”, con detalles que no se conocían hasta ahora.

Aseguró que la depresión de su padre venía caminando desde hacía algún tiempo antes de matarse, pero nadie se dio cuenta.

“Y si algún médico sospechaba de eso, no tuvo la valentía ni se atrevió a decirlo, pero tampoco lo juzgo ni mucho menos”, precisó.

“Qué bueno, hablar de un hecho que ha generado tantas especulaciones desde esa época”, expresó.

“La depresión es una enfermedad que se trata con un sicólogo o un siquiatra y es producida por hechos y algunos químicos que faltan en el cerebro y, en ese momento, hablar de un presidente con depresión… una misma como familia, no tenía idea de que lo era la depresión en esa época”, sostuvo.

“Con el tiempo son cosas que se van conociendo más y hoy se tiene mucho más conocimiento de esa enfermedad”, dijo.

Una reseña encontrada en Wikipedia, sostiene que el ex presidente Hipólito Mejía, amigo íntimo de Guzmán acudió a un médico después de encontrar al mandatario  Guzmán llorando al lado de su caballo quien le aseguró que el presidente pudiera estar sufriendo de depresión, una enfermedad maldita, pero Mejía, no dio crédito al diagnostico y se guardó el secreto.

Mejías fue el Secretario de Estado de Agricultura en el período de Guzmán.

“Definitivamente fue una depresión profunda que no se trató que terminó en este drama, él (su padre), era derecho pero tenía la lesión en el hombre donde se había astillado el huesito”, reiteró.

“Después que mi padre murió mi marido y yo estuvimos siete años en investigación judicial. Algunos periodistas muy famosos de esa época nos aconsejaron irnos fuera, pero nos preguntamos cómo nos manteníamos y era salirle huyendo a la justicia dominicana”, explicó la embajadora.

Dijo que la justicia dominicana clarificó las especulaciones y rumores y durante todo ese tiempo, mi marido y yo estuvimos yendo a los tribunales. Me puedo sentir tranquila y orgullosa de mi nombre, legado, mi honestidad¸ que además fue revisada durante los siete años en los tribunales de la república”.

Recordó que la ahora Procuradora General Miriam Germán, que era jueza en ese momento, manejó parte de las muchas acusaciones que se le hacían a ella y su esposo.

 

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