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Epilepsia ¿qué es y por qué se produce?

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La epilepsia es una de las enfermedades más complejas del mundo. Esta condición describe un trastorno del cerebro que origina una predisposición a sufrir crisis repetidas.

A continuación, la neuropediatra Ceila Ferran responde a elCaribe las principales inquietudes que existen sobre esta patología.

¿Qué es la epilepsia?

Es bueno iniciar aclarando la terminología pues, aunque los términos suelen utilizarse de forma indiferenciada, no en todos los casos lo son. Por ejemplo, no hay diferencia entre lo que se conoce como ataque epiléptico y crisis epiléptica, ambos conceptos se refieren a lo mismo.

Sin embargo, sí hay que diferenciar los términos convulsión, crisis epiléptica y epilepsia.

¿Acaso es una convulsión?

La convulsión consiste en una contracción involuntaria de la musculatura y puede ser debida a una crisis epiléptica o a otras causas. Por otro lado, la crisis epiléptica es un evento transitorio que procede de la actividad anormal o excesiva de las células cerebrales -neuronas- que bien puede manifestarse como convulsión o de otras formas.

Por lo tanto, no todas las convulsiones son crisis epilépticas ni todas las crisis epilépticas son convulsiones.

Por demás, la epilepsia como tal es una condición duradera en la que un desequilibrio entre la excitación neuronal excesiva y la inhibición deficiente conducen a una predisposición a crisis epilépticas recurrentes.

¿Quiénes son más propensos a sufrir de epilepsia?

Conviene saber que cualquier persona puede padecer de epilepsia. La epilepsia afecta tanto a hombres como a mujeres de todos los grupos étnicos y edades. Pero hay dos momentos en la vida en lo que es más frecuente: la infancia y la vejez.

Se estima que 50 millones de personas en todos los mundos viven con epilepsia. En general, se estima que el riesgo de por vida de presentar una crisis de cualquier tipo es del 8%, y el riesgo de por vida de padecer epilepsia es de alrededor del 1%.

En niños, la incidencia promedio de epilepsia es de aproximadamente 0,1% con una prevalencia de 1/200.

¿Cuáles son las señales que advierten a los padres de una posible epilepsia infantil?

Lo más evidente suelen ser las convulsiones. Esos movimientos bruscos e incontrolables de los brazos y las piernas, que pueden ser generalizados o localizados en un hemicuerpo o una sola extremidad, son bien llamativos.

Ahora bien, hay muchos tipos diferentes de crisis y, de ahí, la amplia gama de síntomas.

 

¿Cómo se presentan las convulsiones?

Las convulsiones en su mayoría pueden ser breves, duran escasamente unos segundos, mientras que otras pueden durar minutos.

Estos episodios provocan pérdida del tono muscular de forma brusca, desvanecimiento, mientras que otras ocasionan confusión o una mirada perdida al vacío. Algunos eventos transcurren de día, otros de noche.

¿Imitadores de epilepsia?

En general, cuando se observan cosas “raras” hay que pensar que algo puede estar pasando a nivel cerebral y, por esta razón, el mayor reto para el diagnóstico es diferenciarlo con otros trastornos paroxísticos. Estos otros trastornos paroxísticos no son de mecanismo epiléptico, pero dado que se presentan como si ́ fueran epilépticos, también se les conoce como imitadores de epilepsia.

Esta gran variedad de síntomas se debe a que el tipo de crisis epiléptica que tiene una persona depende de dónde se produce en el cerebro y qué parte del cerebro está involucrada.

¿Clasificación de la  epilepsia?

La epilepsia puede ser focal, generalizada o desconocida, en función de cómo y dónde comienza la actividad cerebral anormal.

Se denominan focal, si afecta a una parte particular del cerebro, y generalizada, si afecta a todo el cerebro. El término ‘desconocido’ es utilizado para indicar que se entiende que el paciente tiene epilepsia, pero no es posible especificar si es focal, generalizada o una combinación de ambas.

En ese contexto, los estudios de imágenes, el electroencefalograma y otras investigaciones, cuando están disponibles, contribuyen a optimizar la clasificación.

¿Cuáles son las causas de la epilepsia? ¿La epilepsia es una enfermedad de índole genética?

Son muchas las causas que pueden derivar el desarrollo de la epilepsia infantil; a su vez, estas crisis pueden darse en pacientes con lesión cerebral previa, también con alteraciones genéticas, metabólicas, antecedente de infecciones, traumas craneales.

En ese mundo de explicaciones causales uno de los aspectos más significativos es que, en un por ciento importante, la causa es desconocida.

  1. La epilepsia, ¿tiene tratamiento? Y, si lo tiene, ¿llega a curar la enfermedad en algún momento?, ¿necesitan una alimentación especial?

El tratamiento para la epilepsia generalmente comienza con fármacos antiepilépticos. Sin embargo, es importante recordar que la epilepsia es una afección compleja y que cada niño es diferente.

Así, pues, dado que no todos los niños responden al tratamiento de la misma manera, no existe un “tratamiento correcto”.

El tratamiento a seguir se decide en función del tipo de epilepsia, de las características y frecuencia de las crisis, la edad e historia clínica del paciente, y el menor número de efectos secundarios.

El medicamento no funcionará correctamente hasta que alcance un cierto nivel en el cuerpo, y ese nivel debe mantenerse tomando el medicamento con regularidad. Por esa razón, es de vital importancia seguir las instrucciones específicas del médico con respecto a los medicamentos.

En la mayoría de los casos, sí se logra controlar la epilepsia con fármacos orales. Algunos requieren tratamiento de por vida, mientras que el 50-70% de los niños superan su afección con la edad pudiendo suspender la medicación.

Dentro de este segundo grupo se encuentran las epilepsias autolimitadas.

Sin embargo, hay un tercer grupo de pacientes. Estos, a pesar del uso de medicamentos, en dosis adecuadas y bien elegidos, persisten con crisis. Se trata de epilepsias refractarias o de difícil control.

En este grupo puede ser necesaria la administración de varios fármacos antiepilépticos para el control de las crisis, y en algunas ocasiones las crisis pueden persistir a pesar del tratamiento.

Por último permíteme indicar que, en la actualidad, además de los fármacos, tenemos disponible

tratamientos alternativos, tales como la cirugía cerebral, la colocación de dispositivos médicos para prevenir y controlar las crisis (p. ej., un estimulador del nervio vago, un neuroestimulador sensible, o un estimulador cerebral profundo), y terapias alimentarias (p. ej., la dieta cetogénica donde se trata de modificar drásticamente la alimentación suprimiendo los azúcares que quedan en una muy baja proporción e incrementando los aportes de grasas y lípidos, modificando el metabolismo cerebral) para niños y adolescentes que continúan teniendo crisis epilépticas mientras toman medicamentos.

  1. ¿La epilepsia y la sociedad?

La epilepsia no son solo convulsiones, también se asocia con un bajo nivel educativo, mayores problemas del comportamiento, mayores tasas de aislamiento social, e importantes repercusiones económicas.

Si bien los efectos sociales varían de un país a otro, la estigmatización y discriminación que rodean la epilepsia en todo el mundo son a menudo más difíciles de vencer que las propias crisis epilépticas.

Las personas con epilepsia pueden ser objeto de prejuicios y aislamiento. Por ello, dentro del tratamiento debemos brindarles las ayudas complementarias que precisen y aportar al propósito común de disminuir el estigma que conlleva la epilepsia en nuestra sociedad.

Sobre todo, porque dicho estigma, en su mayoría, se debe a la desinformación.

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