ESPAÑA.- El volcán de Cumbre Vieja sigue arrasando la isla española de la Palma. Ha destrozado ya más de 744 edificios según el Plan de Emergencias Volcánicas de las Canarias.
Los daños ascienden a un valor de 400 millones de euros. La lava ha devorado casi 500 hectáreas de isla y sin descanso sigue extendiéndose por el mar donde ya está cambiando el color del agua y ha derrumbado varios acantilados.
Las coladas han creado un delta de medio kilómetro de ancho además de una enorme columna de gases posiblemente tóxicos.
La nube de gas aún no se ha extendido y se ciñe, al menos de momento, a una zona pequeña de interacción entre el magma y el agua.
Los expertos insisten en que, fuera del perímetro de 2,5 kilómetros, está garantizada la seguridad para poder «discurrir con total normalidad», salvo «la incomodidad» que pueda suponer la caída de ceniza.
Han aconsejado a los vecinos de localidades próximas a la zona de Tazacorte, por donde entró la lava al mar, que extremen las medidas de precaución y se mantengan confinados en sus hogares, con puertas y ventanas cerradas para evitar la entrada de gases.
También la agricultura y la ganadería se están viendo afectadas por la actividad volcánica, en especial las plantaciones de plátanos y los rebaños de cabras y ovejas, que son el corazón de pequeñas queserías artesanas.
Por el momento, la calidad del aire se mantiene buena, aunque la columna de cenizas y gases ha alcanzado los 3.500 metros de altitud en las últimas horas y se ha incrementado la emisión diaria de dióxido de azufre hasta las 10.757 toneladas.
En cuanto a la sismicidad, se concentra a profundidades de 10 a 12 kilómetros en la zona palmera de Fuencaliente, donde el 11 de septiembre comenzó el enjambre sísmico que luego se desplazó hacia el área de erupción.
Otros indicadores sísmicos muestran que el tremor es estable con amplitudes medianas y que hay cierta deformación de componente horizontal al suroeste y un incremento en la deformación vertical.