Expertos analizan oportunidades que la hambruna en Haití puede abrir al mercado dominicano
La alerta que hace la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la situación de hambruna que se intensifica en Haití tiene un doble impacto para República Dominicana, dado su posición geográfica. Si bien implicaría una mayor presión migratoria para el lado este de la isla, también supone una oportunidad para nuevos negocios para un país que tiene en el vecino a su mayor consumidor de sus productos de importación.
Al tema se refieren, con enfoques distintos, Edwin Paraison, director ejecutivo de la Fundación Zile, y el especialista en política internacional Iván Gatón.
Para Paraison, la situación abre una puerta para que República Dominicana pueda aumentar las ventas directas en el mercado vecino o negociar con las agencias multilaterales interesadas en la venta de productos diversos que serían dedicados a donaciones humanitarias.
Gatón, a su vez, entiende que ya el país exporta una gran cantidad de productos hacia Haití y que, sin un aumento del poder adquisitivo en su población, no ve posible recibir nuevas ofertas.
Hambre
Haití quedó entre un grupo de 22 países en los que el Programa Mundial de Alimentos y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) han detectado al menos 18 puntos «preocupantes» en materia de Seguridad Alimentaria. El grupo lo integran, entre otros, Afganistán, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Yemen y Haití, con el máximo nivel de preocupación. Temen que se produzcan situaciones límites de hambre.
Del vecino país destacan que está marcado por la inestabilidad política y la violencia de las pandillas. Naciones Unidas teme que las personas huyan de su territorio y se conviertan en desplazados, pero también de que la inseguridad pueda provocar una merma en el flujo de la ayuda humanitaria y corte rutas de suministro.
En marzo de este 2023, el Programa Mundial de Alimentos cifraba en 4.9 millones de personas los que padecen inseguridad alimentaria grave en Haití, cifra que representa casi la mitad de su población de unos 11 millones de habitantes.
El organismo señala, además, que esa cifra marcaba un aumento en casi el triple en relación con las personas que en 2016 se encontraban así.
«Igual que en el terremoto, Haití (2010) podrá ofrecer oportunidades a la República Dominicana, en situaciones humanitarias profundamente preocupantes como la alerta lanzada por la FAO respecto al hambre que afecta a más de la mitad de la población. Con el levantamiento de las restricciones de exportación hacia Haití solo hay que pensar en duplicar la producción para aumentar las ventas directas en el mercado vecino o negociar con las agencias multilaterales interesadas en la venta de productos diversos que serían dedicados a donaciones humanitarias», considera Paraison.
Para ello, explica, los dos países requerirán de una ofensiva diplomática adecuada ya que, en parte, la seguridad alimentaria en Haití se ha visto afectada por el control que tienen las gangas o bandas armadas en algunas zonas. «De todos modos, dichas acciones tendrán el efecto de mitigar la tendencia a la emigración ante la gravedad de la crisis», puntualiza el también exdiplomático haitiano.
Desde otra perspectiva, Gatón plantea que, sin dudas, la inseguridad, sumada al tema alimenticio, seguirá empujando a los haitianos hacia la puerta de salida más cercana que es el territorio dominicano y que, ante eso, las autoridades nacionales deberán seguir tratando de proteger la frontera.
«Haití es nuestro primer mercado, no tenemos que pagar barcos. Hay empresas que producen solo para Haití…Ahora, ¿hasta dónde más se podría crecer?, porque depende del poder adquisitivo de la gente que está allá», señala.