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Federico X de Dinamarca: el joven que dudaba de su futuro como rey

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El joven que dudaba de su futuro como rey y cuyo comportamiento errático generaba dudas se ha convertido este domingo a los 55 años en Federico X de Dinamarca, asentado desde hace tiempo como figura popular, más informal y cercano que su madre, Margarita II, e interesado en la aventura y el deporte.

El propio Federico reconoció hace años en una biografía que sus padres nunca le explicaron bien de niño qué implicaba ser príncipe heredero y que eso le hizo sentirse “inseguro y tímido”.

A los diez años, cuando Joaquín, su hermano pequeño, supo que un día heredaría el castillo de Schackenborg, Federico preguntó a su madre qué le tocaría a él; y al responderle ésta que sería “Dinamarca“, al entonces príncipe le pareció “raro”.

Cuando rondaba la treintena, admitió en una de sus raras entrevistas que ser rey le parecía de más joven “algo grande e intimidatorio, oscuro, sombrío y desagradable”.

A las dificultades para asumir su rol se unieron algunos episodios desafortunados, como un accidente automovilístico en Francia en 1988, o la detención tres años después, la noche de Fin de Año, por la policía de él y de su novia, que conducía sin carné y ebria el coche del príncipe: ella se llevó una multa; él, una reprimenda de la reina y críticas generalizadas.

“Líbrennos de Federico como rey“, llegó a titular en portada el tabloide Ekstra Bladet, mientras arreciaba el debate sobre si el “príncipe turbo”, amante de la velocidad y las relaciones sentimentales con modelos, era la persona idónea para ocupar un día el trono.

Interés por el deporte y carrera militarEl cambio comenzó pronto, y meses después completó su primera maratón, un punto de inflexión, según reveló su hermano menor en la citada biografía: “después de arrastrar y pelearse durante 15 o 20 años con muchas frustraciones que tenía dentro, la maratón le mostró que era capaz de algo especial”.La imagen de ambos festejando en las gradas como dos daneses más el triunfo en la Eurocopa 1992 contribuyó también, pero fue a través de la carrera militar donde encontró orden y estructura, en especial, el duro curso de adiestramiento en el cuerpo de buzos.”Soy una persona antes y otra después (…). Uno se siente bien diciendo: hemos ganado una batalla, una de las que uno pelea por sí mismo”, dijo.De su paso por ese cuerpo le quedó un apodo, “Pingo”, por el nombre de un pingüino de un popular tebeo al que recordaba al caminar con el traje lleno de agua.El primer miembro de la Casa Real danesa en completar estudios universitarios (Ciencias Políticas, que cursó entre Dinamarca y EEUU) mejoró mucho su reputación cuando se le vio llorar a lágrima viva mientras esperaba en el altar en 2004 a su futura esposa, la australiana Mary Donaldson, a quien había conocido en los Juegos Olímpicos de Sídney.Con la proclamada hoy reina Mary ha tenido cuatro hijos -Christian (18 años), Isabella (16) y los mellizos Vicente y Josefina (12)- y ha ofrecido una imagen de matrimonio joven y moderno que recogía a sus hijos en bicicleta, como tantos otros daneses, siguiendo su idea de darles una educación menos estricta.

Un rey “rockero” con problemas retóricos

“Es muy distinto a mí en muchas cosas. Tiene un sentido para la gente que me gusta mucho, y le es más fácil hablar con todo tipo de personas. Es más directo”, reconoció Margarita II hace años.

Las diferencias con su madre se plasman en sus intereses: si a ella le gustan la música clásica y la literatura, a Federico siempre le han tirado mucho el deporte, la aventura (hizo casi 3.000 kilómetros en una expedición con trineos por Groenlandia) y la música rock y pop, desde David Bowie a Metallica o Led Zepelin.

Suya fue la idea de organizar un macrofestival de rock antes de su boda o crear hace cinco años la Royal Run, carreras populares en las principales ciudades que se han convertido en un éxito de público y en las que él participa con su familia.

El hoy proclamado rey, que tiene tatuado un tiburón en un gemelo y un motivo nórdico en un hombro, carece de las habilidades retóricas de su madre y sigue sonando inseguro en público, de ahí que los medios recurran más a su abuelo, Federico IX, a la hora de las comparaciones, por el gancho entre la gente de ambos.

Federico ha protagonizado no obstante alguna polémica en los últimos años, como cuando se saltó la prohibición de conducir por un puente en medio de un temporal, su problemática carrera como miembro del Comité Olímpico Internacional o las recientes fotos en Madrid con la mexicana Genoveva Casanova, un incidente que la Casa Real no ha comentado pese a algunas críticas en Dinamarca.

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