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 “Gerrymandering”, la técnica de los demócratas de Nueva York para adueñarse de distritos republicanos 

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Nueva York:Los legisladores demócratas de Nueva York sucumbieron este miércoles a la tentación del “gerrymandering”, la práctica de rediseñar circunscripciones para favorecer a un partido, en un momento en que luchan en Washington contra la supresión del voto de minorías abogado por los republicanos.

La Asamblea estatal y el Senado aprobaron el nuevo mapa de 26 distritos electorales, que podría suponer para los demócratas la obtención de tres congresistas en las próximas elecciones, en detrimento de su oponente republicano.

De las 26 circunscripciones, llama la atención la número 10, que se extiende como una salamandra retorcida y kilométrica por los distritos de Manhattan y Brooklyn., según escribió el periodista Jorge Fuentelsaz en un reportaje para la agencia EFE

Desde el extremo occidental del alto Manhattan, esta circunscripción desciende hacia el sur, solo tomando algunos bloques de edificios pegados al río Hudson y atravesando seis barrios distintos, para entrar en Brooklyn, por donde caracolea por distintas zonas de otros vecindarios como una nave sin rumbo.

“GERRYMANDERING”, LA INGENIERÍA POLÍTICA PARA GANAR ESCAÑOS 

El polémico y muy estadounidense “gerrymandering” es un término acuñado en 1812, cuando el entonces gobernador de Massachusetts, Elbridge Gerry, dibujó un distrito electoral que se extendía como una salamandra (salamander, en inglés) para asegurarse un escaño para su partido.

Su esfuerzo político se conoció como “Gerry-mander” en honor a su inventor y su forma y, desde entonces, la acción de dejarse tentar por su canto de sirena es el “gerrymandering”.

La nueva distribución del distrito 10, cuya silueta ya era retorcida, responde también al agrandamiento de otro distrito, el 11, un bastión republicano en Staten Island que con los cambios incluyen nuevos barrios del sureste de Brooklyn de mayoría demócrata y cuyos votos podrían decantar la balanza hacia el lado demócrata en los comicios.

“Hay una larga tradición en este país de hacer distritos que benefician a un partido u otro, siempre ocurre después de los censos y es algo normal y corriente”, dice a EFE el profesor de la Universidad de Nueva York, John Gutiérrez.

La redistribución de las circunscripciones electorales se hace en Estados Unidos cada diez años, una vez que se dan a conocer los resultados del censo electoral y solo afecta a aquellos estados en los que la población ha crecido o menguado lo suficiente para ganar o perder representantes en el Congreso federal.

Nueva York, que hasta ahora elegía a 27 congresistas, ha visto su representación reducida a 26.

LAS CRÍTICAS REPUBLICANAS

La propuesta, presentada el pasado domingo, no tardó en ser criticada por el Partido Republicano, conocido también por su afición al corta-pega electoral y a una política de restricción del voto de las minorías en los estados que controla.

En diciembre pasado, el Departamento de Justicia demandó al estado de Texas, controlado por los republicanos, por diluir la fuerza de los votantes latinos en su redistribución electoral. Además, un tribunal federal calificó el reciente “gerrymandering” en este estado, que ha ganado dos representantes en el Congreso tras el último censo, de discriminación racial intencionada.

“La redistribución de distritos de Nueva York muestra que a los demócratas no les importan los derechos de los votantes, solo consolidar el poder”, aseguró la agrupación conservadora, que solo cuenta con siete congresistas por el estado de Nueva York.

El presidente del Comité republicano de Nueva York, Nick Langworthy, fue un poco más allá y aseguró que “estos mapas son el intento más descarado e indignante de manipular las elecciones para mantener a (la demócrata) Nancy Pelosi como presidenta” del Congreso.

“A pesar de todas sus protestas falsas sobre la transparencia y la equidad en las elecciones, lo que están haciendo es una manipulación de manual, partidista y sucia, que claramente viola la Constitución del estado de Nueva York”, insistió Langworthy en referencia a los intentos demócratas de evitar que, precisamente, el partido Republicano aplique leyes para restringir el voto de negros e hispanos.

LA LUCHA DEMÓCRATA PARA PROTEGER EL DERECHO AL VOTO

Mientras los demócratas de Nueva York se aficionan al tiralíneas electoral, en Washington su partido intenta sacar adelante un proyecto de ley que busca proteger el derecho al voto de las minorías.

La iniciativa, que todavía debe superar el escollo del Senado, se puso sobre la mesa después de que los republicanos comenzaron a aprobar leyes estatales, al menos 33 hasta el momento, que en la práctica, dificultan el acceso a las urnas, sobre todo para las minorías afroamericana e hispana.

Para Gutiérrez, a quien le parece correcta la estrategia demócrata en Nueva York, la solución a estas cuestiones pasaría por un debate global sobre la estructura del sistema de Gobierno, como el hecho de que todos los estados del país elijan a dos senadores sin importar su población. Algo para lo que, a día de hoy -según Gutiérrez-, los estadounidenses no están preparados.

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