El gobierno de Líbano dimitió el lunes por la noche, menos de una semana después de que una enorme explosión en Beirut mató a más de 160 personas y desató días de protestas violentas.
El primer ministro Hassan Diab se dirigió a la nación y anunció su renuncia y la de su gobierno.
Tres ministros del gabinete ya habían renunciado, junto con siete miembros del parlamento.
Estallaron violentas protestas frente a la oficina del primer ministro en el período previo al discurso programado para el lunes por la noche.
Decenas de manifestantes arrojaron piedras, fuegos artificiales y cócteles molotov a las fuerzas de seguridad que respondieron con varias ráfagas de gases lacrimógenos. Algunos manifestantes intentaron escalar los muros explosivos fuera de la Plaza del Parlamento.
El Líbano ya estaba sufriendo su peor crisis económica de décadas, junto con el aumento de las tasas de coronavirus, y el gobierno ha estado plagado de acusaciones de corrupción y mala gestión.
La explosión del martes, que dañó o destruyó gran parte de la capital libanesa y estuvo vinculada a un alijo de productos químicos potencialmente explosivos olvidado durante mucho tiempo, fue la gota que colmó el vaso para muchos residentes de Beirut.