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Guerra de Abril, politicos y democracia

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El 24 de abril del año 1965 se inició la llamada “Guerra Civil” en la República Dominicana motivada por el derrocamiento del expresidente Profesor Juan Bosch elegido de manera democrática en 1963.

Dos bandos se enfrentaron en la acción, los militares golpistas encabezado por Elías Wessin  y Wessin que se oponían al retorno de Bosch al poder  y el del Coronel Francisco Alberto Camaño que apoyaban su retorno al poder

El incontrolable conflicto interno provocó la intervención militar norteamericana autorizada por el entonces presidente de los Estados Unidos Lindon B. Jhonson que tuvo como principio preservar las vidas y propiedades de los norteamericanos en la nación dominicana.  Además de evitar  que el sistema comunista se apoderara de los dominicanos.

El conflicto que se convirtió en una guerra terminó con un acuerdo entre las partes en agosto del mismo y en el que se decidió organizar unas elecciones presidenciales al siguiente año 1966 que fueron ganadas por el doctor Joaquín Balaguer Ricardo quien  extendería su mandato hasta el 1978.

 En llamada “Era de los 12 años”, el gobierno aplicó el terror, represión de los opositores e implementó medidas sociales de corte popular, relegando a un segundo puesto las libertades públicas  y la institucionalidad.

 Luego llegaron al poder, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD)  en el periodo 1978-1982 hasta 1986, pero por segunda ocasión le entregaron el poder  a Joaquín Balaguer quien gobernó hasta 1996, año este  último en el que Partido de la Liberación Dominicana (PLD) asume por vez primera el poder hasta  el año 2000.

En el periodo 2000-2004  regresó  al poder el PRD que son desplazados nueva vez por el PLD en el 2204 quienes gobiernan de forma  ininterrumpida hasta 2020,  cuando son derrotados  por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en las elecciones presidenciales del pasado mayo quienes gobernarán para el periodo 2020-2024.

Desde 1965 todos los partidos que se han sucedido en el poder han empleado el odiado principio de “borrón y cuenta nueva”, con el que han fraccionado la institucionalidad dominicana, lo que  le permite mantenerse en la impunidad e incluso han debilitado las libertades públicas, entre ellas las libertad de prensa.

Lo que se ha logrado en la parte democrática ha sido a base del sacrificio de la lucha de las organizaciones de la sociedad civil y uno que otro partido que no han claudicado ante el sistema imperante.

La norma ha sido desde el gobierno que el que gobierna impone sus  reglas a pesar de la mayoría opositora. La nación dominicana sigue dominada por el sistema presidencialista donde el Presidente de turno  acumula todo el poder de decisión.

Es decir, decide sobre el Congreso Nacional  y el Poder Judicial, cuyas decisiones en muchas ocasiones  no dejan  de ser cuestionadas a lo interno y externo del territorio dominicano.

La democracia dominicana en las últimas cinco décadas no ha experimentado la fortaleza requerida, fruto de la falta de institucionalidad.

A pesar de ello, los dominicanos, todos favorecen un proceso en el que haya mayor transparencia, en especial en la forma de elegir y se elegidos. Que el sistema político sea igual para todos. Es decir que los ciudadanos si lo sean puedan aspirar a la presidencia de la Republica, pero en la realidad no lo es.

Los dominicanos, los de adentro y los que residen fuera en promedio dos millones, mantienen la firmeza de que el momento menos esperado se creen las condiciones en las que impere la justicia y la institucionalidad como una garantía que fortalecerá su sistema democrático. Eso no es un sueño, puede ser una realidad.

El autor es un periodista, educador y escritor dominicano, reside en el Estado de Nueva Jersey. Puede ser contactado en: rhernandez5@hotmail.com 

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